viernes, 5 de noviembre de 2010

Comentarios sociales

Una receta particular para que un blog se convierta en un diario personal que nadie lee pero al que todo el mundo tiene acceso: cree el blog, dígaselo a sus conocidos y amigos, escriba unas cuantas entradas, y después deje de escribir durante meses. Garantizado: nadie leerá sus entradas. Y es que la mejor manera de esconder algo es ponerlo a la vista de todo el mundo, de este modo instantaneamente pierde interés en el ingente bullicio del día a día, sea este virtual o físico ( me resisto a poner "real", ya que lo virtual en ocasiones es más real que lo físico, lamentablemente).

En fín, que tras una laaaarga ausencia meditada vuelvo a escribir mis elucubraciones, ahora en la atestada soledad del anonimato en un blog desconocido (al fin solos).

Últimamente me da por pensar más a menudo sobre la naturaleza humana. Es un mal vicio, ya se lo voy adelantando; de esos que dan importantes quebraderos de cabeza pero de los que se saca poco (por piedad no diré el más realista nada) en claro. Y estaré en un estado especialmente negativo, pero las conclusiones a las que llego no son nada alentadoras. La humanidad se mueve, se ha movido y se moverá por la satisfacción de deseos e intereses personales. El hecho de que el hombre sea un animal gregario solo añade el factor de distinción de desarrollar esta búsqueda de la satisfacción personal en medios y por medio de modos sociales. Pero en esencia viene a ser lo mismo. Seguramente no descubro nada nuevo, pero como no pretendo reinventar la sociología sino símplemente explayar mis pensamientos aquí lo plasmo.

Tomemos como ejemplo los comportamientos extremos, como los crímenes por ejemplo. en esencia los móviles siempre son los mismos: Dinero, drogas, sexo, influencia, poder. Vamos: la búsqueda de la satisfacción de los deseos personales. El dinero como máxima representación de deseo materialista (posesiones). Las drogas y el sexo como exponentes de deseo corporal (sensaciones). Y la influencia y el poder como representaciones del deseo social (reconocimiento, aceptación, liderazgo). Básicamente aunque estén más entremezcladas, por ejemplo una atractiva pareja sexual conlleva también una cierta satisfacción del deseo de reconocimiento social. Dejando aparte los criminales y centrándonos en la persona media, según la personalidad de cada individuo cada uno de estos factores tendrá un peso mayor o menor, pero vienen a ser los mismos.

El mismo comportamiento acaba dándose con los supuestos grandes asuntos de la sociedad: la política, los altos directivos, la justicia, la religión. NUNCA debemos olvidar que, en el fondo de la cadena, los asuntos están en manos de personas individuales, que tienen los defectos (y las virtudes claro) de los seres humanos. Por eso en altas esferas siempre fue más fácil conseguir algo por la vía personal, aunque luego se ponga el Sistema de por medio como protección. Pero los comportamientos son los mismos. Esto nuevamente es más evidente en los casos de corrupción, donde cada mandatario se ha movido por intereses exclusivamente personales en perjuicio de la legalidad y el bien común (que coincidan o difieran es otra historia) que supuestamente debe proteger. Pero no exclusivamente a ese nivel. En cualquier negociación grupal siempre fue más fácil llegar a intereses convenciendo por los medios que sean necesarios a los interlocutores que resolviendo los problemas de fondo de la negociación.

Lamentablemente esto es más cierto que nunca con los altos cargos políticos y directivos de las empresas. La inmensa mayoría, sobretodo cuanto más grande es la empresa, toman decisiones sobre temas que solo conocen superficialmente, ya que "no pueden conocer todos los detalles de cada operación". Mi pregunta es si esa imposibilidad es por motivos de tiempo o funcional (son incapaces). Lo que tengo clarísimo es que no quieren. No quieren que los entierren en los detalles de los proyectos. No quieren oir hablar de problemas, solo de soluciones. Por eso se rodean de gente que les hable en positivo y plantee soluciones, y les cuente el fin de semana en Ibiza y lo soleado que estaba ayer el campo de golf, y sonrían y les alaben aunque sea falsamente. Aborrecen verse arrastrados al fango del día a día y la resolución de problemas reales. Son conscientes, porque está claro que si han llegado hasta allí tontos del todo no son, de que eso supone dar soluciones reales, que por supuesto plantearan nuevos problemas reales y por las que pueden ser juzgados, y eso es la última posición en la que quieren verse, a no ser que no tengan más remedio. E incluso en esos casos siempre hay alguien a quien echarle la culpa, algún subordinado o información mal recibida. Por eso, al contrario que en los equipos de fútbol, se suele echar a los jugadores mucho antes de al entrenador.

Me gusta terminar los posts, y los comentarios en general, con la aportación de alguna solución. Algo que deje la sensación de que al menos hemos dejado encerrada la esperanza, como en la caja de Pandora. Sin embargo esta vez no puedo. Por más vueltas que le dé mientras los humanos seamos como somos, y en este aspecto no hemos cambiado un ápice en milenios, esto seguirña igual. El único consejo que me permito lanzar desde aquí es que no nos dejemos engañar cada vez que alguien quiera vendernos la moto de la revolución revolucionaria que convertirá la paja en oro y los pordioseros en reyes. Por muy bienintencionado que sea (y esos serán los menos, créanme) cualquiera que acometa cambios solo modificará la superficie, pero en esencia la gente seguirá moviéndose por la satisfacción personal. Símplemente que seamos conscientes de ello.

jueves, 4 de noviembre de 2010

The Treacherous Seas of Cathay

I promised her rings for her fingers
Sparkling flowers for her flaxen hair
I swore that I'd never
Set sail in foul weather
But stay by her side at the shore

Fare thee well oh you Barbary merchants
Fare thee well to the Spanish blockade
Fare thee well to the straits of Gibraltar
And thee treacherous seas of Cathay

I gave her my word to be married
And took her sweet vow in return
I swore that I'd never
Set sail in foul weather
But stay by her side at the shore

Fare thee well oh you Barbary merchants
Fare thee well to the Spanish blockade
Fare thee well to the straits of Gibraltar
And thee treacherous seas of Cathay

I built her a cottage in Chatham
Gave her children to sit by the fire
I swore that I'd never
Set sail in foul weather
But stay by her side at the shore

Fare thee well oh you Barbary merchants
Fare thee well to the Spanish blockade
Fare thee well to the straits of Gibraltar
And thee treacherous seas of Cathay

But our cottage is too small for a sailor
Without the blue sea and the sky
Though I swore that I'd never
Set sail in foul weather
I left her behind at the shore

Take me back oh you Barbary merchants
Let me risk the Spanish blockade
Carry me to the straits of Gibraltar
And the treacherous seas of Cathay

jueves, 14 de octubre de 2010

La triple acies romana

La triple acies, o triplex acies, era la formación más habitual en los ejércitos romanos sobre todo durante los periodos de la república y el bajo imperio, cuando el grueso de sus fuerzas estaba formado por sus manipulas de infantería pesada. En periodos primigenios de la urbe, durante la monarquía, el ejército romano no debía diferir de sus vecinos del sur, con LA legión (solo había una, que era equivalente al ejército) funcionando básicamente como un rústico ejército de formación en falánge.



Las interacciones con sus poderosos vecinos del norte y este, los etruscos y samnitas, les convencieron de la necesidad de formar ejércitos más estructurados. Cambiaron la forma de reclutar según la pertenecia social y veteranía en manípulas de vélites (hostigadores con armas arrojadizas, normalmente jabalinas), hastati (o asteros, menos veteranos), princeps (o príncipes, veteranos), triarii (o triarios, los más veteranos) y los acomodados equites (jinetes). Los hastati y los princeps básicamente iban equipados de la misma manera: con armadura pesada, escudo, gladio y un par de pila (lanzas) arrojadizas. Normalmente los princeps podían permitirse armas y armaduras de mejor calidad. Los triarii básicamente seguían combatiendo como lanceros pesados en falange.

Esta diferencia estaba establecida porque seguían la formación triple acies. En ellas se ordenaban en filas de manípulas. Los más cercanos al enemigo eran los vélites, combatiendo como infantería ligera sin formación, hostigándoles con sus armas arrojadizas. Tras ellos venían, por este orden, los hastati, luego los princeps, y por último los triarii. La novedad es que las cohortes no presentaban lineas compactas, como sería lo normal, sino que se ordenaban en una formación en damero (llamda quincunx), en el que se dejaban espacios en la formación en los que cabría otra manípula. Cada manípula se dividía a su vez en dos centurias, la anterior (que estaba delante) y la posterior (detrás de la anterior a corta distancia).


Estos huecos servían para permitir el paso de las unidades entre ellas sin necesidad de sortear a los propios soldados ni pasar entre las filas de los aliados, ya que esto solía desbaratar la formación aliada y en ocasiones producir la desbandada de la línea (como ocurrió por ejemplo con los ballesteros genoveses y caballeros franceses en la batalla de Crecy). No solo en la primera línea, sino que correos, médicos y personal no combatiente podía moverse entre líneas con rapidez. Cuando los vélites habían agotado su munición, o veían al enemigo acercarse demasiado retrocedían entre los huecos dejados por los hastati. Entonces la centuria posterior se desplazaba para cubrir el hueco y formar una sólida línea de combate que presentar al enemigo.

Si los hastati se veían superados, o agotados por el combate, la centuria posterior se volvía a replegar sobre la posición inicial y las manípulas se replegaban entre los huecos dejados por los princeps. Los princeps a su vez repetían la maniobra reformando la línea y llevando el combate. Si estos a su vez se veían sobrepasados volvían a deshacer la línea (centuria posterior se repliega tras la anterior y se repliegan entre los huecos dejados entre los triarios, que a su vez vuelven a formar la línea de batalla). Dado que recurrir a los triarios significaba que el 75% del ejército se había replegado era una medida desesperada, por lo que la expresión "retroceder hasta los triarios" (ad triarios rediisse) se convirtió en una expresión común en latín para una situación desesperada.


Ni que decir tiene que todas estas maniobras solo podían ejecutarse con el ejército más disciplinado y entrenado del mundo antiguo. Sólo de esta manera se podía esperar cierta cohesión en el caos que supone la batalla, con el polvo levantado por miles de soldados repartidos en frentes a veces de varios kilómetros de longitud, los gritos de los múltiples oficiales vociferando órdenes y tratando de mantener las líneas, por no hablar de los aullidos de batalla o gemidos de heridos y moribundos. Solo el más disciplinado y entrenado de los ejércitos podía ejecutar con cierta fiabilidad tan complejas maniobras en el campo de batalla.


Y con todo y con eso la formación es muy peligrosa. Si los movimientos no se efectuaban con rapidez y precisión se corría el riesgo de que el enemigo flanquease y rodease las manípulas, lo que desde el principio de los tiempos es la mejor estrategia para hacer que colapse su moral y huyan abandonando el combate, precipitando normalmente el resultado de la batalla. La historiografía incluso empieza a dudar de que fuera una opción realmente usada en combate, sino más bien para maniobrar el ejército antes de llegar a distancia de combate con el enemigo. Personalmente secundo esta hipótesis ya que, aun suponiendo un extraordinario control de las manípulas por parte de los oficiales romanos, los movimientos son extremadamente complejos y requieren demasiado tiempo en el despliegue para ser usados en situaciones de estress o ataque fulgurante del enemigo, por ejemplo aquellos con ejércitos fundamentalmente basados en la caballería.

Otras fuentes (incluido el propio Polibio en la antigüedad) sugieren que los romanos luchaban con huecos entre sus filas. Esto tiene una ventaja táctica de posicionamiento y avance evidente, ya que es más flexible para tomar posiciones y bordear obstáculos del terreno, pero al combatir cuenta con las desventajas que se han mencionado más arriba. Bien es cierto que si el ejército romano era realmente tan disciplinado podía soportar la presión lateral realizada por el enemigo mientras las filas posteriores atacaban a su vez al enemigo desde el hueco deliberadamente dejado por la infantería, cogiendolo en una "u". De este modo no hay una línea de frente contínua, sino quebrada según los adversarios hayan decidido penetrar por los huecos o no. Esta táctica es peligrosa pero también me parece más real. No obstante depende del adversario: es una táctica ideal contra las técnicas crudas de los pueblos bárbaros en general, pero poco apropiada contra las ordenadas falanges orientales, y demostró ser desastrosa contra la caballería arquera persa en Carrhae, que se colaba por los huecos asaeteando a los legionarios con sus arcos compuestos.



Además me parece irreal la teoría de la retirada de los manípulos que se repliegan para escapar entre las líneas anteriores que vuelven a formar la línea del frente. Quizá funcionase para los vélites, ya que el enemigo aún está a distancia y puede dar tiempo a maniobrar. Pero unos hastati ya enganchados en plenos combate dudo que puedan maniobrar con libertad: Al retirarse la centuria posterior tras la anterior, los enemigos que estaban trabados en combate con esta centuria posterior los perseguirían, atacándolos por la espalda y el flanco con un altísimo riesgo de que el repliegue se convierta en una desbandada. Lo mismo ocurre con el repliegue entre las lineas de princeps. Dudo mucho que el enemigo se quedase mirando como el ejército romano realizaba todas esas maniobras con impunidad. En los brutales choques de la antigüedad el combate cuerpo a cuerpo no era continuo, pues había muchos momentos de descanso, y más bien se centraba en microchoques y combates de las fuerzas, que se repetían hasta que una de las formaciones perdía cohesión y huía, que es cuando se producían las auténticas matanzas. No obstante las unidades trabadas en combate quedaban "enganchadas" precisamente porque no es tan fácil maniobrar cuando ya se está en combate cuerpo a cuerpo, ya que el enemigo aprovechará cualquier movimiento de la formación para realizar ataques por el flanco o por la espalda. Así que, ¿cómo hacían los manípulos para realizar todas esas complejas maniobras sin que los enemigos se les echasen encima? Aunque la teoría es buena la realización me parece poco realista.

Más realista me parece que dentro de las manípulas las filas se turnasen, pasando los soldados heridos y fatigados de la primera fila entre lineas a las últimas filas, siendo sustituidos por la segunda fila. Que a su vez en su momento será sustituida por la siguiente, y así sucesivamente hasta que, tras la rotación de todas las filas, la primera vuelva a primera línea del combate pero descansada. De esta manera se obtienen periodos de descanso para las tropas en medio de la batalla, fatigando a los enemigos menos disciplinados y ganando el combate al desgastarse el enemigo por fatiga y moral.



No obstante lo anterior la formación debía compensar con sus ventajas, ya que hay pruebas de que la formación triple acies, con su disposición de las manípulas en quincunx, siguió usándose después de las reformas marianas, cuando se suprimió el reclutamiento por clases y por tanto la diferencia entre hastati, princeps y triarii, siendo sustituida por los legionarios y auxiliares. Los legionarios siguieron desplegándose en esta formación hasta el final del alto imperio, cuando la caballería empezó a ocupar un lugar más importante en el ejército que la infantería pesada.

miércoles, 14 de abril de 2010

"The Pacific", o la confirmación de que segundas partes nunca fueron buenas.

Ayer ví los dos primeros episodios de la miniserie de HBO "The Pacific". Para los que no la conozcan se le supone la serie paralela a "Hermanos de sangre" ("Band of brothers"), serie esta última que narra la campaña de la compañía Easy de paracaidistas durante la Segunda Guerra Mundial (SGM) en el teatro de operaciones europeo, desde el campamento de entrenamiento hasta la toma de Berchtesgaden (el nido del águila de Hitler en Austria), pasando por el día D o las Ardenas. Pues bien, "The Pacific" narra la campaña de un batallón de marines durante la SGM en el teatro de operaciones del pacífico, empezando por la batalla de Guadalcanal y terminando, supongo, con Iwojima o la rendición imperial en la bahía de Tokyo.

Tengo que decir que "Hermanos de sangre" me encantó, me pareció una serie construida de manera impecable, de temática muy interesante, un casting bien realizado, un guión que retrataba correctamente la crudeza de la guerra sin recrearse en el horror, y una dirección y fotografías muy bien llevadas. Pues más o menos esos puntos son los que no me han gustado en "The Pacific". Los primeros episodios me han parecido muy flojos. Muy lentos, con una vocación demasiado épica y sentimental, que pretende epatar y emocionar desde el principio pero en vez de hacerlo mostrando la parte humana y los enormes sacrificios y valía de la gente como la serie predecesora parece que quiere hablar la parte humana mostrando unos personajes subidos en pedestales de comportamiento y permanentemente atormentados. Casi ridículamente atormentados. No consigues conocer suficientemente a fondo los personajes como para identificarte o siquiera empatizar con ellos. Parece que no están ahí para que los consideres unos compañeros, que tú mismo te sientas un "hermano" más de la compañía, sino para que los idolatres por las hazañas realizadas para la Patria. Pues si me van a soltar otro rollo patriotero americanoide casi que paso...

Pero es que además la historia está peor contada que en "Hermanos". (AVISO DE REVIENTAPELIS / SPOILER ALERT: Si alguien no ha visto los dos primeros episodios que se salte este párrafo entero) En los dos primeros episodios se nos presenta a los marines ya en guadalcanal, sin darnos unos antecedentes, ni entrenamiento, ni presentación del grupo ni explicación de las operaciones, ni nada. En "Hermanos", en el episodio 3 ya te sientes parte de todo ese grupo como si llevaras un año con ellos, y simpatizas con cada uno, desde el callado y formal Winters al áspero y rudo Guarnere, pasando obviamente por el siempre hilarante George Luz o el duro Joe Toy. En "Pacific" en el episodio 3 apenas sí sabes los nombres de los protagonistas, y parece que lo único que tienen en común es que comparten trinchera. Casi falta una escena en la que alguien diga "¡hombre, tú también por aquí! - Pues ya ves - Oye pues encantado" con las balas japonesas silbando sobre ellos. No hay formación ni entrenamiento, parece que de la oficina de alistamiento los montan en un buque y los desembarcan en Guadalcanal sin siquiera enseñarles a funcionar como un equipo. Indican que pasan 9 meses desde Pearl Harbour, que pueden haber invertido en su formación, pero eso te lo tienes que imaginar, suponer. Te pierdes la sensación de camaradería que genera en el espectador el padecer el entrenamiento juntos, y sobre todo la sensación de que son profesionales entrenados que saben lo que están haciendo, que no están allí por casualidad. A lo largo de los episodios desembarcan y los mueven de aquí para allá con explicaciones virtualmente inexistentes: no sabes qué pasa con la flota, donde se posicionan en la isla, ni porqué diablos están allí. Te dicen que pierden la batalla naval y que se quedan solos en la isla, solo para que un segundo después desfilen los marines de los refuerzos por delante suyo. ¿Y de donde cuernos salen estos tíos si la marina y aviación americanas han tenido que salir por pies? Dicen que la marina y aviación japonesa los bombardea sin cesar: y un cuerno. Sin cesar bombardean los nazis a la compañía Easy en el bosque de Bastogne, donde caen bombas todo el puñetero episodio. Aquí la marina bombardea una vez la posición y la aviación una vez el aerodromo, sin siquiera afectarles. Aquí no se tiene una aproximación cruda pero real de la guerra como en "hermanos". Allí si a un tío le pegaban un tiro este se ponía a sangrar mientras estaba activo aún y los demás lo dejaban por imposible o se jugaban el tipo para sacarlo a retaguardia. Aquí no hay escenas de esas y se recrean en cambio (8 segundos) en la visión de una trinchera bombardeada con restos de marines medio enterrados. Ya saben: un trozo de intestino aquí, una pierna allá, parte de una cabeza acullá.

Todos los detalles de la serie hacen que tenga graves carencias de guión, de argumento (sobretodo de como llevarlo) y de dirección. Insisto en que parece que pretende concienciar y epatar, más que mostrar y despertar poco a poco la admiración. Ni siquiera las escenas de acción están bien llevadas: seguro que pretende mostrar el caos de los tiroteos nocturnos, pero están mal planteadas de forma excesivamente simplista. Además los japos son más torpes y estúpidos de lo que fueron en realidad: con efectivos ampliamente superiores se dedican a tratar de hacer cargas frontales a la bayoneta contra nidos de ametralladoras, lo que es completamente suicida y estúpido se mire como se mire. Realmente los japos hicieron las cargas, pero flanqueando las posiciones americanas y con fuego de apoyo, no así a lo bravo y a puro huevo, "a que tenemos nosotros más hombres que ellos balas"... Así que en conjunto me parece floja. Los efectos especiales muy buenos, y los actores bastante aceptables, pero es que el papel que hacen es demasiado heróico para ser creible y simpatizar con ellos (los protas, sobre todo los suboficiales, dan órdenes, manejan la ametralladora pesada, eliminan japos a pistoletazos, limpian los cadáveres y aportan la munición desde retaguardia... ¿qué diablos hacen todos los demás? ¿Posar y gemir?). O al menos a mí me resulta mucho más fácil simpatizar con el soldado de a pié que mantiene la posición con un par y palma de un morterazo en su puesto, tipo el soldado Blithe en "hermanos", que con una estatua de mármol viviente como parecen ser estos. Luego intentan compensarlo con escenas de lloriqueo, como exponiendo burdamente "hey, que también tienen su corazoncito aunque no lo parezca".

La estoy comparando siempre con "Hermanos de sangre", pero es que si "The Pacific" existe y tiene tirón es por "Hermanos", y haberla cagado de ese modo es, cuanto menos, una profunda decepción. Espero sinceramente que cambie con los próximos episodios.

martes, 23 de marzo de 2010

Estrategia: Formación en falange

Me encanta la estrategia. Es que me apasiona. Casi toda la estrategia, y casi todas están muy relacionadas entre sí. Tanto que Miyamoto Musashi (el espadachín japonés más famoso de todos los tiempos para quien no esté familiarizado con el tema) no llamó a su libro "Go Rin no Sho" (El libro de los Cinco Anillos) "Manual de esgrima", sino "Manual de estrategia" porque lo creía más apropiado, ya que todo está interconectado.

Me apasiona de tal manera que mi santa podrá confirmar con resignación que la principal razón por la que tengo un ordenador es poder jugar a los mejores juegos de estrategia. De todos los tipos. La saga Civilization de Sid Meier siempre ha sido de mis favoritas. Me gustan desde los puramente militares, tipo RTS (real time strategy) mata-mata al más puro estilo "Age of Empires", "Warcraft" o "Dawn of War", a la alta estrategia de juegos gráficamente pobres pero enormemente ricos en variables y posibilidades como "Europa Universalis" o "Hearts of Iron". He desarrollado últimamente una afición especial por la saga "Total War". Empecé con el primero de la saga: "Shogun: Total War", y los he jugado todos (Medieval, Rome, Medieval 2, Empire y espero con ansia viva "Napoleon: Total War"). Lo que más me gusta de esta saga es la diferencia entre el mapa de campaña y las batallas. En el primero uno toma decisiones, mueve sus tropas, construye infraestructuras, y realiza la investigación, diplomacia y comercio necesarios. Cuando dos ejércitos que no son aliados se mueven a distancia de ataque se entra en el mapa de batalla, donde se puede ver con todo lujo de detalles el terreno, los ejércitos, las diferentes unidades, e incluso (y es visualmente precioso) cada una de las unidades con su ropas, armas, armaduras, montura, etc. Quisiera hablar, y mucho, de todo esto, pero hoy solo hablaré de la formación en falange que se puede ver en varios de estos juegos.


A pesar de que actuales (es un decir) formaciones políticas hagan torcer el gesto a más de uno al oír este nombre, la falange de verdad es (o era) una formación militar rectangular de infantería, preferentemente de lanceros, en la que los miembros de la primera fila pueden verse apoyados por los de las filas posteriores, debido a la longitud de las lanzas. Me encanta cómo está planteada esta formación en el Rome: TW. La mayoría de las facciones helénicas basan sus ejércitos, de forma bastante histórica, en estas tropas. Las polis griegas vienen representadas por ejércitos de hoplitas (algo discutible ya que en la época de la invasión romana, salvo los testarudos espartanos, los griegos usaban ya más el modelo de falange macedónica) y las facciones helénicas (macedonios, seléucidas y egipcios ptolemáicos) basan sus ejércitos en grandes despliegues de falanges de infantería. De forma igualmente bastante histórica lo normal es que estos ejércitos estén compuestos por levas de piqueros, y solo raramente por falangitas entrenados o unidades de élite, mostrando el declive en la calidad de los ejércitos de los diádocos en comparación a la imparable maquinaria bélica de Alejandro Magno. De forma menos histórica será normal que estas infanterías estén apoyadas por abundantes unidades de caballería y hostigadores, cuando fue justamente la dificultad de encontrar tropas de calidad suficiente lo que llevó a los diádocos, y más tarde a los epígonos, a abandonar las tácticas de armas combinadas y basar las batallas en masivos choques de falanges con poco apoyo extra.


En RTW las unidades forman lo que realmente es un muro de lanzas con varias líneas que hacen muy complicado cualquier asalto frontal. Lo más importante es la maniobra y posicionamiento adecuado de las unidades: si conseguimos crear un muro de lanzas homogéneo que presentar al enemigo lograremos anclar la linea de frente en posición de ventaja. Al principio del juego contra unidades de baja calidad, e incluso de calidad media "estandar" de la mayoría de los ejércitos, incluso las levas de piqueros son capaces de vencer cualquier batalla con un mínimo apoyo o por desgaste de la línea. Más adelante contaremos con el apoyo de infraestructuras y económico como para poner en pié de guerra los ejércitos más sólidos y fiables de falangitas, apoyados por alguna unidad de élite (hoplitas espartanos, piqueros argiráspides, piqueros reales o lanceros del faraón).


Por supuesto lo ideal sería usar las tácticas de armas combinadas para extraer el máximo partido de estas unidades. En este sentido las polis griegas, aunque sus hoplitas no sean tan tácticos como los piqueros, pueden desarrollar con bastante éxito la táctica de desgaste en la que los arqueros griegos minen las filas enemigas mientras los sólidos hoplitas aguantan la línea. Aún más devastadora, si se usa correctamente, es la táctica del martillo y el yunque que pueden desarrollar los helenos. En esta táctica los piqueros anclan la linea del frente mientras la caballería rodea las lineas del enemigo y golpea desde el flanco o la retaguardia. Aquí los macedonios pueden alinear desde los primeros turnos ejércitos de levas de piqueros apoyadas por los velocísimos lanceros a caballo macedonios para dominar a cualquier facción. En momentos más avanzados de la campaña los seléucidas pueden aplastar cualquier infantería bloqueándola con sus falangitas y cargando con sus catafractos, o desorganizar las líneas enemigas con sus elefantes.
























Todo esto es posible porque la falange está bien definida en el juego y puede aguantar cualquier embestida frontal. No hace falta decir que cualquier carga de caballería frontal contra una falange con las lanzas en posición es un completo suicidio, incluso para las caballerías de élite más avanzadas. Comento esto porque en el Medieval 2: TW vuelven las formaciones en las unidades renancentistas de piqueros. Los suizos abrieron de nuevo esta posibilidad al dominar las guerras de religión del Sacro Imperio con sus piqueros que rápidamente adoptaron otras tropas como los lansquenetes germánicos y los schiltrom escoceses; aunque como es sabido los españoles desarrollaron la estrategia de pica y disparo, y sus tercios de infanteria dominaron Europa durante un siglo. Bueno pues es en este juego donde precisamente las unidades de piqueros pierden su "punch", y precisamente por culpa del juego. Solo salen en momentos avanzados de la campaña, en los años renacentistas cuando las armas de fuego hacen su aparición, y casi cualquier facción tiene sus unidades, siendo los mejores los tercios españoles y los piqueros pesados escoceses. La primera mitad de la campaña puebla los campos de batalla de lanceros medievales, con escaso valor militar en general salvo las milicias italianas y poco más. Pero cuando aparecen los piqueros me llevé una mayúscula decepción: son caros, tienen menos hombres que otras unidades de infantería, pero sobre todo son muy poco prácticos.



Ya he comentado que las falanges del RTW pueden mantener el tipo frontal ante casi cualquier unidad, pero los piqueros del M2TW se despliegan en filas donde solo las tres primeras cuentan para el combate, no pueden moverse si están en formación y ni siquiera sus características técnicas son nada impresionantes. El resultado: es complejísimo maniobrarlos en el campo de batalla, y cuando por fín se consiguen posicionar ni siquiera son tan útiles como otras unidades de infantería. Eso de que la caballería pueda realizar una carga frontal contra una unidad de piqueros formados, aguante las pérdidas iniciales y en la subsiguiente melee destroce a la infantería puede conmigo. Si los piqueros no pueden mantener a raya a la caballería ¿entonces para qué diablos sirven? y qué decir de las unidades medievales de infantería pesada con escudo y espada: pasan a través de las filas de lanzas para cortarlas como si fueran de mantequilla. Ni siquiera sirven para resguardar a los arcabuceros y mosqueteros tras sus filas para desplegar la táctica de la pica y disparo. Esto es un handicap muy fuerte del juego, que acaba haciendo que las facciones que basan sus estrategias en otras unidades, como los italianos, los otomanos o los mongoles, tengan bastante ventaja: Las facciones que se basan en potentes infanterías, como los españoles, portugueses y franceses, que históricamente dominaron el mundo con estas unidades, se ven limitados por este mal diseño de las unidades en el juego. Muy decepcionante.

Los piqueros tienen un canto del cisne en el Empire: TW. Sólo aparecen al principio del juego: en cuanto uno desarrolla la bayoneta los fusileros pueden hacer las veces de piqueros igualmente, lo que convierte a estos últimos en obsoletos. No obstante la formación está mejor tratada en el ETW que en el M2TW (irónicamente): las unidades tienen más hombres que las de fusileros, son más móviles y aguantan decentemente cualquier unidad en el combate frontal. Los piqueros zamindari de las civilizaciones indo-persas al llevar armadura son más sólidos que los europeos, pero no obstante son unidades fijas en una época en que lo que cuenta es la movilidad y la potencia de fuego. Contra facciones orientales suelen verse sobremaniobrados por rápidos espadachines o por la caballería, que no tiene más que darles vueltas. Contra los europeos se ven sobrepasados por su potencia de fuego, y o se les envía en extenuantes carreras alrededor de la infantería de linea (que hace que lleguen agotados al combate cuerpo a cuerpo, si es que llegan), o no suelen aguantar las disciplinadas descargas de fusilería europea, perdiendo cohesión y huyendo antes de llegar al encontronazo. Por no mencionar que siempre son muy vulnerables a la artillería, que suele hacer importantes destrozos en los cuadros de piqueros. No obstante insisto en que están mejor tratados en el ETW que en M2TW, en grandes cantidades pueden suponer un problema para cualquier enemigo, y correctamente desplegados mantienen a raya a cualquier caballería, que es la labor principal de los piqueros.

Hasta aquí estas elucubraciones sobre una de las formaciones más usadas en la historia de la infantería, que motivó las formaciones de fusileros incluso doscientos años después de desaparecer. En próximos post comentaré la triple acies romana, profundizaré sobre las armas combinadas o realizaré consideraciones psicosociales sobre aspectos que hasta hace quince años se consideraban puramente estratégicos.

lunes, 8 de marzo de 2010

Cine de autor

Ya pasó la gala de los Oscar, "la fiesta más internacional y de mayor repercusión" de esa fábrica de ilusiones que es el cine, que le dicen. Confieso que me la he perdido, y no sé de la gala más que lo oído por la radio, que no ha sido sino loa a los principales premios, sin entrar en detalles ni en premios menores. Como siempre que tienen lugar estos acontecimientos surge el debate sobre el propio cine y cómo debería de ser. Como siempre los incondicionales del cine de autor se rasgan las vestiduras ante las macroproducciones hollywoodienses, de presupuestos hipertrofiados, cuajadas de superestrellas de la pantalla, y de consumo fácil, rápido, cómodo, agradable. Insisten los críticos de cine (nombre acertado debido a que todo lo ponen a caer de un burro) en que eso no es el Cine con mayúsculas, el que de verdad conmueve, el que tiene un mensaje y sabe transmitirlo, etc. Eso dicen y yo discrepo.

Vaya por delante que a mí me encanta el cine de autor. Me he tragado películas europeas de cine de culto sin moderación, sobretodo francesas (Truffaut, Cocteau, Anneaux, Jeunet, ...), italianas (Passolini, Argento, Bertolucci, Fellini, Moretti, ...) y japonesas (Ozu, Kurosawa, Imamura, Miyazaki, ...), pero sin hacerle ascos a nada bueno: una de mis películas favoritas, todos los géneros comprendidos, es la inmortal "El Séptimo Sello" de Ingmar Bergman, aunque al lado "Fanny y Alexander" (también de Bergman) me pareció intragable. Tuve un tiempo en que no podía pasar una semana sin mi ración de ese Cine-con-mayúsculas, porque el resto no merecía la pena, ya que estaba concebido para ser "consumido", y no "disfrutado".

Pero ese tiempo vino y se fue, sospecho que para no volver. No sé cuales habrán sido los escarceos del lector con este género, y en caso de que hayan ido a menos como los míos propios ignoro cual de los múltiples motivos posibles es el que lo ha provocado. En mi caso particular tengo cada vez más claro que se ha debido al papel que ha jugado este tiempo dedicado al cine, y la influencia que este tenía en mi vida.

Me explico: allá en el Rancho Grande, allá en aquella dorada juventud estudiantil en la que vivía me preocupaban grandes temas transcendentales, y me asaltaban lo que en aquel momento eran para mí gravísimos y numerosísimos problemas. Con el tiempo se da uno cuenta de que, si bien algunos de ellos en realidad eran graves y supe tratarlos más o menos adecuadamente, la gran mayoría de ellos no tenían mayor importancia. Realmente tenía mis necesidades básicas cubiertas y ni el paro, ni la crisis, ni la economía, ni la conciliación laboral me afectaban tan directamente. Quiere eso decir que podía permitirme centrar mis atenciones (y temores) en temas más generales y elevados, ya que los terrenales los tenía tan atados que su solución era un presupuesto para mí. De ahí el buscar este cine elevado, que se preocupe de los grandes temas fundamentales de la existencia, que denuncie esos Grandes Temas que la Humanidad tan casual e inexplicablemente ignora: en resumen que llene ese vacío que tenía en el momento. Además la realización, la dirección, la fotografía... esas Películas sí que son de las buenas, y no las "comerciales" (pronúnciese con gesto y voz de estar masticando tentáculos de calamar crudos y fermentados).

Con el tiempo resulta que todos estos grandes temas y preocupaciones que buscaba me encontraron, y pasaron a ser a su vez mi principal preocupación. Uno debe acudir al trabajo todos los días y luchar en la jungla que supone. Navegar entre la hipocresía, la presión, los problemas inherentes al puesto, a la labor desempeñada, a la actividad de la empresa, a las relaciones humanas inevitables. Al tiempo que debe solventar los problemas de la pareja, de la familia, tener ordenada y limpia la casa, el frigorífico lleno, arreglarte con el vecino que no te deja dormir, los problemas de la comunidad de vecinos, que te dé tiempo a ir al gimnasio/baile/macramé, justo a la salida de clase de inglés/francés/ruso/swahilli, mantén tus amistades y vida social mientras tratas de sacar unos momentos al día para tus hobbies (pobre iluso...). Es en ese momento que en cuanto uno puede invertir las dos horas que requiere ver una película, o el tiempo y dinero que supone ir al cine, lo último que desea es llenarse la cabeza con los problemas del mundo mundial y quebraderos de cabeza sobre personalidades complejísimas inmersas en auténticos dramones humanos.

Ustedes perdonen pero no. Hace tiempo que accioné el freno porque me bajo de ese tren. Bastantes problemas, angustias y preocupaciones tengo ya como para traerme más en mis ratos de ocio, o cargarme a la espalda los de los demás. Como dicen en el pueblo "que cada perrillo se lama su pijillo"; o sea que cada cual apechugue con lo suyo, y cada uno en su casa y Dios en la de todos. Para un rato que saco para ir al cine quiero distraerme. Y que me mientan. Que me digan que otro mundo es posible en el que los buenos ganan y los malos se llevan su justo castigo. En el que la tecnología ha cumplido los sueños de la humanidad y aunque haya puesto nuevos problemas estos son interesantes, y excitantes, y merece la pena luchar por ellos. En el que la gente que trabaja duro acaba siendo reconocida y teniendo éxito. En el que seres no humanos han establecido sociedades y culturas distintas en las que es apasionante sumergirse, o sociedades humanas de otros tiempos y lugares merecían más la pena que la actual. Bastante realidad tengo ya doce horas al día todos los días, muchas gracias. Realidad por un tubo. Mis sueños, y sobretodo mis desvelos, están saturados de realidad.

Tengo cada vez más la sensación de que estos prohombres y mujeres del cine, arduos defensores de estas Grandes Causas y vilipendiadores del cine de pacotilla y encefaloplano con el que se atraganta a las masas que lo fagocitan sin mesura, no están tan saturados de realidad como yo. Que viven en esa situación que yo disfrutaba hace años donde en realidad mis necesidades están cubiertas y dispongo de mucho tiempo, por eso me preocupo por los problemas ajenos y del mundo, y me meso las barbas por los negros de Haiti, los niños de Irak, las cabras de Afganistán, la cría del berberecho salvaje y la Paz en el Mundo (o sea). Observación totalmente personal y subjetiva, pero apoyada no obstante por el hecho de haberme dado cuenta de que esas preocupaciones no son las principales de la gente que dificilmente llega a fin de mes y para la que una avería del coche supone meses de desvelo (eso si tienes coche), o la que llega holgadamente a fin de mes precisamente porque se pasa catorce horas al día resolviendo problemas, propios y ajenos, ocupándose de su empresa, o de su departamento, o de su linea de investigación, o de su comercio. Que eso no quiere decir que minusvaloren o nieguen esos problemas, pero sí que teniendo la olla llena para qué vamos a echar más arroz, no sé si me explico. Que la gente en paro, que en estos tiempos es mucha, no creo que hiciera cola a la puerta de los cines para ver "Los lunes al sol" ni aunque la entrada fuera gratis, vamos. Que con la porquería en que se convierte algunos días ya de por sí la vida como para llenarla de más aún en los ratos libres. Eso ya es masoquismo extremo. De forma que prefiero disfrutar con alguna película que destile buen rollo, que tenga final feliz, y que verla me llene de ilusión y ganas de vivir, no confirme mis deseos de pegarme un tiro, o comenzar a pegárlos por ahí (en los casos muy extremos, entiendanme).

Pero como lo cortés no quita lo valiente, el hecho de que el supuesto "Cine" se haya convertido en patrimonio de intelectualoides pseudoizquierdosos, expertos en temas y problemas que lo más cerca que han sufrido es en las páginas del libro sobre el tema que han leído, muy volcados con el pueblo y la pobreza pero viviendo en un chalet de Pozuelo con jardín y piscina propios; este hecho decía no es óbice para que el cine más comercial no esté BIEN HECHO. Sigo sin entender cómo puede venir un chaval recién salido de la academia del cine y con cuatro perras contar una historia que te deja pegado a la pantalla de principio a fín de lo interesante que es la historia, lo coherentes que son las escenas, y lo impecablemente que están realizados los planteamientos, y las superproducciones de chorrocientos millones de dólares no sean capaces de conseguirlo... ¿Dónde cuernos están los guionistas de las primeras películas? ¿qué pasa con los directores? ¿será un tema de que el equipo es tan sumamente grande y aquí opina hasta el apuntador (literal) que es imposible manejar con coherencia la película?

Será. O quizá no. El asunto es que no entiendo cómo parecen estar reñidos los argumentos que la inmensísima mayoría del público quiere y gusta (¿alguien se ha preguntado porqué será?) con la buena realización de las películas. Con unas pocas excepciones honrosas vengo constatándolo en todas las superproducciones, así como en todo el cine "de autor" (¿es que el otro es huérfano de creador? ¿se hace solo?) que se crea últimamente. Señoras y señores, bájense unos de la burra irreal en que están subidos; aprovechen otros los inmensos recursos que tienen a su alcance, produzcamos algo de ese Cine de verdad que, cuando se consigue, aunque sea tan de vez en cuando que nos sorprende a todos que aún sea posible, sigue haciendo que lloremos todos, y nos arranque emociones que no creíamos posibles, y nos levantemos al final de la película y nos destrocemos las manos aplaudiendo, y salgamos del cine con esa sensación de buen sabor de boca tan sospechósamente cercana a la felicidad. Aunque solo sea momentanea. Aunque solo sea una ilusión. Merece la pena.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Un pensamiento

A todos aquellos que en el mundo fuimos aspirantes a escritores, pretendiéndonos artífices del sentimiento de las musas: No fuimos sino ilustres copistas del pensamiento de cuantos nos precedieron, pergeñando textos de naturaleza propia a la digestión de sus palabras a medio masticar.

lunes, 1 de marzo de 2010

Sociedades futuras

En algún otro post prometí un "desparrame mental sobre como serán las sociedades futuras", y como ambas cosas son de mi agrado, el desparrame mental y las sociedades futuras, me complace retomarlo ahora. Como de desparrame mental se trata, habrá muchas referencias a ciencia ficción (CF) y fantasía, que no dejan de ser ejercicios similares al presente.

Hablo de sociedades y no de sociedad ya que hoy día tenemos muchas sociedades, y no una sola. La aldea global puede que nos esté uniendo más que cualquier política, régimen, guerra o actitud pasada, pero "aunque la información viaje a las estrellas a la velocidad de la luz eso no ha acabado con las religiones, ni con las etnias, ni con los problemas que esto conlleva" (Masamune Shirow - Kokaku Kidotai). Creo que estos "problemas" son inherentes a la humanidad, por mucho que regímenes totalitarios han tratado de erradicarlos la historia nos enseña que solo han conseguido victorias parciales para acabar perdiendo la guerra, y no creo que se eliminen en el futuro. A lo sumo podremos hablar de grupos diferentes, quizá cuando los colonos de marte de tercera generación tomen conciencia de grupo y proclamen su independencia (lo que si confiamos en la visión que Asimov da al respecto en su "Fundación" tarde o temprano SIEMPRE ocurrirá). Quizá sean las estaciones orbitales geoestacionarias, o fijas en puntos de Lagrange al más puro estilo neuromante, las que se consideren grupos diferentes con sus propias reivindicaciones, pero lo que es seguro es que mientras alguien gane algo con avivar la diferencia potenciando un sentimiento de grupo seguiremos teniendo etnias y grupúsculos más o menos disidentes con la generalidad.

Por este motivo creo que las sociedades futuras serán más globales pero al mismo tiempo más celosas de su identidad. El efecto rebote de sentirse parte de un mismo totum revolutum impersonal provocará, como lógico movimiento de defensa, una búsqueda personal de sentirse parte de un grupo reducido de "lo mío". El "piensa globalmente, actúa localmente" evolucionará ya que las comunidades locales cada vez tendrán más margen de maniobra con asuntos propios, pero intuyo que menos en la medida en que sus acciones vayan a tener un impacto global, que visto lo visto van a ser cada vez más.

Creo que el futuro pasa por el espacio. No por el trillado estereotipo de la CF, sino por una simple cuestión de recursos por un lado, y de espacio vital por otro. En el momento en que sea rentable explotar los yacimientos de recursos de otros cuerpos celestes nuestra salida al espacio será inevitable y vertiginosa, y no es un futuro tan lejano. Una vez alcanzado este paso es difícil no establecer un paralelismo con los colonos del S XVI, enviados a otro mundo a través de un largo, costoso y peligroso viaje a través de los oceanos, y de los sentimientos que albergaron hacia las metrópolis que los controlaban. Lo que si queda por determinar es si esos colonos llevarán consigo sus etnias, filias y fobias, creando en otros mundos comunidades paralelas a las de la tierra (como preconizaba el mundo de "traveller") o si el sentimiento de grupo extra-terrestre será más fuerte que anteriores pertenencias étnicas.

En cualquier caso serán sociedades más volcadas en el tema de los recursos: creo que el reciclaje se acabará imponiendo como forma económica y sostenible de gestión. Tanto para economizar la adquisición de recursos necesarios como para garantizar la independencia de la aportación externa de nuevas materias primas. Esto conllevará inevitablemente una mayor conciencia ecológica. Por una lado para garantizar las fuentes de obtención de esos recursos, así como el abaratamiento de su extracción a largo plazo. Por otro el sentimiento de identidad desarrollado entiendo que promoverá el evitar los fallos ocurridos en la Tierra. Máxime si consideramos que, con el tiempo, el desarrollo de un hábitat más favorable a la habitabilidad humana promoverá la terraformación de esos hábitats, con la concienciación hacia la conservación de los mismos ("con lo que nos ha costado crearlos vamos a cuidarlos, que no veáis la maldita roca bañada en SO2 que era esto antes...").

Sin embargo no puedo pecar de ingenuo con estas estimaciones: todo dependerá de cómo evolucionen esta sociedades. Si los recursos se convierten de pronto en fácilmente accesibles en grandes cantidades es de prever un cierto laxismo hacia los mismos (para qué reciclar cuando de "Io" nos llegan miles de toneladas de XXX, y de Venus miles de toneladas de YYY todos los días). El descubrimiento de nuevos recursos puede provocar enormes saltos tecnológicos y sociales, pero si las fuentes no son abundantes provocará como siempre guerras por el control de estas fuentes con escaso miramiento hacia posibles daños colaterales ("Avatar" de James Cameron). Por otro lado no puedo evitar pensar en Murphy, y en cómo si bien esta gestión de recursos y tecnología puede equiparar muchas sociedades y personas sin duda creará nuevas diferencias. Y mucho me temo que las más importantes, las que siempre han existido en toda sociedad, no lleguen a desaparecer por ser inherentes a la condición humana: la existente entre ricos (gente con recursos y contactos) y pobres (gente expoliada, con poca formación y con pocas posibilidades), entre "los nuestros" y "los de fuera" (racismo, xenofobia), entre los distintos mundos (pertencientes a las sociedades dominantes o a las "emergentes" [lo que no deja de ser un tecnicismo para no poner "dominadas", "sin privilegios", "dependientes", "prescindibles"]). Tengo sin embargo el enconado optimismo de pensar que estas diferencias se moderarán, y que el acceso a la información y visión global atemperará al menos el uso indiscriminado del poder inherente a esas diferencias.

La idea final que me gustaría dejar es que aunque todo esto está por ver, claro está, no será sino una evolución de lo que pensemos y hagamos en este momento. Que el futuro se escribe en el presente, que es el único tiempo que podemos vivir, aunque debamos considerar los otros tiempos. Y que demasiado a menudo no queremos considerar ese futuro precisamente por cuanto de hipotético, lejano o fantástico pueda tener, sin darnos cuenta de que lo que ocurra será en una inmensa mayoría fruto de lo que plantemos hoy.

lunes, 22 de febrero de 2010

Estado de (hasta las narices de estar en este) sitio: Parte II

Y aquí está mi respuesta. Como se puede ver hasta yo me sorprendí al irme calentando a medida que iba escribiendo. Por eso es para reflexionar sobre el hartazgo más o menos oculto que sufrimos todos en general. Lo dicho: que cada cual reflexione y opine.

"Respecto a la república yo no soy monárquico, pero no estoy tan a disgusto con el Juancar oye. Manda güebos que en mi familia los únicos monárquicos de verdad estén en mi familia política ("mais oui, mais oui, autrefois il y avais des bons mandataires, pas comme les enculés de maintenant"), mucha republiqué, mucha liberté, mucha egalité y mucha chorradité. Y es que la alternativa sería plantear un Presidente de la República como en Alemania o Italia. Para vuestra información desarrolla labores de protocolo y representación (usease como el Rey) y cuesta UNA PASSSTA LARGA al Estado (usease como la familia real). Además, ¿quién coño conoce al Presidente de Italia y Alemania, eh? Y ojo que no digo a la Canciller (Ángela Merkel, sí, antes de que alguien lo diga) o al Primer Ministro (Berluscojoni), sino a los presidentes... Pues eso, que puestos a tener un hombre de paja luce mucho más un monarca que un presidente, es más tradicional y oye, dentro de lo malo a nuestra familia real no se le va tanto como a otras en Europa y es más comedida.

Respecto al resto solo aplaudir y sumarme a lo dicho: Ya está bien de tanto mamoneo y soplavidrios. Después de todas las cumbres de refundación del capitalismo lo único que habremos refundado serán los temores a que los que parten el bacalao, y sobre todo los que se lo comen, serán los mismos (los mismos MUY POCOS por cierto). Seguirán chupando de la teta hasta exprimirla y pisoteando los cuellos del resto de la chusma que para eso estamos tú: para pagar las facturas de los años malos cuando sus inversiones arriesgadas han salido mal. Obviamente no para compartir los multimillonarios beneficios de los años buenos. No se han tomado auténticas medidas para delimitar este poder, ni controlar los tráficos, ni plafonar ganancias y riesgo asumible por TODAS las compañías que operan a nivel global (¿hay alguna otra a día de hoy?).

Lo realmente terrible de todo esto es que el sistema del capitalismo, o la política, se "pusieron" como medios para dar soluciones a los problemas de la sociedad y la gente que la componemos, pero en estos tiempos el capitalismo y la política se han convertido en el fín de los políticos y financieros. La política no es un área de debate: los partidos políticos se han convertido en empresas que gestionan el principal capital de que dispone un país que son los presupuestos generales (del Estado, de las CCAA, ...). Mientras tanto se dedican a tratar de desbancar al otro de la poltrona para mamar ellos, lanzar globos sonda y poner cortinas de humo para la opinión pública mientras actúan para la galería con una cara, para los suyos con otra, y para los otros con una tercera sin el menor pudor. Y eso todos, en las alturas sin excepción. Con el peligro de que, hartos de la clase política por la panda de mamones en que se han convertido, nos dediquemos a colgarlos de los cojones o a pintarles sonrisas de oreja a oreja como dice (mi amigo), y tumbemos la democracia olvidando que es el menos malo de los gobiernos que hay, cayendo por supuesto muy fácilmente víctimas de la demagogia de cualquier aspirante a dictadorzuelo que nos venga y como siempre se autoproclame "el hombre que hace falta" y "el que pondrá orden en la Galaxia". Y no tendremos inteligencia ni reflejos de decirle que se vaya a usar la Fuerza en el baño, Luke, que reviente el alicatado y de paso se reviente a sí mismo y nos deje en paz a los demás.

Lo mismo para la economía, que ella misma se metió en el agujero en el que está a base de inversiones arriesgadas y mala gestión (y ladrillazo y tentetieso en esta Apaña nuestra) y ganando auténticas fortunas impúdicas y escandalosas mientras exigían moderación salarial (para vaselina estamos). Y en cuanto la cosa ha salido mal y empiezan a llover las cornadas "socorro, socorro" que se hunde el mundo y el barco en el que vamos todos y nos sumimos en la barbarie postapocalíptica, el marasmo y el caos cuando se hunda nuestro SacroSanto sistema financiero, así que dadme pasta que yo puedo correr riesgos pero no puedo hundirme (pues vaya riesgos de mis cojones entonces). Y así van de mal los bancos que este año han recibido ayudas de las Administraciones y solo han ganado de beneficios, pobrecitos, las módicas sumas de 4.210 MILLONES de euros (BBVA) o 4.519 MILLONES (BSCH). O los empresarios de altos vuelos tipo Díaz Ferrán que van por ahí quebrando empresas y dejando en la estacada a empleados, proveedores y clientes pero siguen en las alturas y gestionando otras grandes empresas. Y punto. Y aquí no pasa nada y nos seguimos comiendo la tostada. Eso sí: hay que acordar un pacto social en el que se bajen los sueldos y abarate el despido que sino no llegamos oiga...

Sin caer en la misma demagogia que critico, y tras un ímprobo esfuerzo controlándome para no seguir soltando improperios (por si no lo habíais notado me he calentado) hacen falta empresas que generen riqueza. Y no todas son las grandes empresas que tanto se critican. Sin embargo no podemos pagar todos el pato de que unos cuantos hayan hundido la economía. Vale que hay que tomar decisiones, pero si se abarata el despido esto será el fumigadeiro y la vuelta de la servidumbre. Y si se bajan los ya bajos salarios españoles (comparando poder adquisitivo de los españoles con el resto de países del G9 es que damos penita) mientras se mantienen los superbeneficios de las empresas y supersalarios y paracaídas dorados de los hijos de la Gran Bretaña que siguen estando arriba pues en seis años tendremos otra crisis. Y los de siempre encima contentos que les permite hacer reajustes y negociar las condiciones laborales. Y mientras tanto todos a seguir chupando del bote y roba hoy cuanto puedas antes de que te pillen o venga otra crisis.

En fín, que bastante chapa he soltado ya, pero lo a gusto que me he quedado no tiene precio."

Estado de (hasta las narices de estar en este) sitio: Parte I

Hace unos días, en los hilos de correos personales que mantengo con mis amigos (los de verdad, los de toda la vida) me sorprendieron dos cosas. Una que la conversación derivara a cauces políticos, lo que, aunque no tengamos ningún problema en hablar del tema, no es habitual en nosotros. La segunda no fueron tanto los posicionamientos políticos, que ya nos conocemos todos, sino el grado de hartazgo que destilaban los correos. Uno de ellos (de mis amigos, no de los correos), vasco de toda la vida pero asentado en Andalucía, cosas que tienen las parejas, escribió un correo que no me resisto a seguir aplaudiendo por su honestidad y claridad, ni a incluir aquí. Incluiré una segunda parte donde pongo mi respuesta personal, solo por dar una idea del tono de los correos. Que cada cual juzgue por sí mismo y aporte su versión:

"Puede que el PSOE solo diga tonterías... pero en algo tiene razón: el PP no tiene proyecto. Ergo estamos jodidos, pues no hay alternativa. O nos dan por el culo o nos revientan el ojete. Me parece que lo único que nos queda es esperar mordiendo fuerte la almohada. Aunque, se me ocurre, asín por comentarlo, que podríamos proclamar la IIIª República y dedicar a tapar agujeros el pastizabal que regalamos a la monarquía . Y obligar a que los sueldos de la gente joven -y no tan joven- no sean tan miserables para incentivar el consumo y que coticen como Dios manda -¿he dicho Dios?- a la SS para sostener el tinglao (algo parecido hizo Henry Ford y ese de rojo no tenía ni la punta del capullo). Y empezar a cortar la huevada a todo aquel estafador, modesto o notorio, que practique la economía sumergida que tan bien se nos da, sobre todo en Andalucía. Y tener unas fuerzas armadas reducidas -menos gente, menos gasto- pero móviles y preparadas y no una panda de oligofrénicos con fusiles en la que hay mucho jefe y poco indio. Y mandar ya a tomar por saco a la Iglesia que, aunque no tengo muy claro en qué nos iba a beneficiar económicamente, al menos íbamos a parecer un país un poquito más adelantado, sin supersticiones semioficiales. Y pergeñar de una puta vez una educación de verdad, en la que la gente aprenda y si no pues a apretar tornillos, chaval, que no es tan malo. Y matar a todos los participantes, pasados presentes y futuros, de Gran Hermano, destinando a los pobres la mitad de lo que esos vagos ganaron en ese puto concurso (lo demás que se lo queden los familiares, que no soy tan cabrón). Y que los futbolistas -o los clubes o su puta madre- paguen un 45% a Hacienda, cuyo 50% se dedique a educación, investigación y desarrollo. Y dar a los financieros a escoger entre dejar de descojonarse de nosotros, los ciudadanos de a pie, o dibujarles con la albaceteña de siete muelles la sonrisa del Joker en toda la jeta. Y no recortar el presupuesto de investigación aunque haya crisis, que se supone que hay que pensar a largo plazo. Y, ya que hablábamos de cojones, echarle huevos y regular las cosas antes de que las burbujas del Freixenet revienten, cuando se está ganando dinero a espuertas pero se sabe que antes o después el Titanic va a cascar contra el iceberg. Que luego es muy difícil sujetar los remaches con puntos de papel. Y, sobre todo, inventar cuanto antes la bomba "matahijoputas", con lo que todo lo anterior no sería necesario. Si os preguntáis cómo hacer todo esto, para responderos tiene expertos la Santa Madre Iglesia. Conste que el Rey no me cae mal. Sobre todo desde el "tú ¿porqué no te callas?".Nada, que me he emocionao. Hasta mañana."

miércoles, 27 de enero de 2010

Bastante Ciencia pero más Ficción

Siempre me han gustado los juegos de estrategia y de gestión de recursos. Horas devanádose los sesos sobre cómo afrontar y resolver los diferentes problemas que se plantean. Y los juegos te dan la posibilidad de realizar esto en un entorno que te llama (¿a quién no le interesa salvar al mundo, construir su propia civilización, o llevar a su gente a la gloria, sea esta del tipo que sea?).

Tienen un algo de muy formativo, y desde cierto punto de vista te mantienen con los pies en la tierra al tiempo que te permiten el impagable lujo de seguir con la cabeza en las nubes. Claro que esta bipolaridad tiene sus lados malos, y es que como todo friki empiezas a mezclar realidad con ficción (hasta cierto punto, frikismo no es paranoia). ¿Quién no se ha preguntado alguna vez donde aterrizaría el Enterprise de llegar a su ciudad? ¿o no ha tenido nunca una conversación sobre el número de caballeros Jedi que por probabilidad deberían haber muerto automutilándose al manejar su sable de luz en imposibles molinetes en salto con torsión?

En mi caso los juegos de gestión de recursos me llevan a pensar en el brutal, en el desproporcionado, en el alienante número de recursos que requerirían muchas de las cosas que se ven en películas, libros y cómics de ciencia ficción. Y es que queda genial cuando en Starship Troopers hay una estación espacial del tamaño de la luna, y un anillo artificial que rodea la auténtica luna con instalaciones militares, pero... ¿de dónde, en el sagrado nombre de las pelotas del Minotauro, han sacado la INGENTE cantidad de recursos para construir algo así? Pongamos ya solo que para construir un acorazado espacial de los tamaños "estandar" que vemos en la mayoría de la películas de CF harían falta aproximadamente 1/1200 parte de los recursos de un planeta con el nivel de recursos aproximado de la Tierra. Sin contar superdestructores imperiales, y no hablemos de Estrellas de la Muerte. Eso nos lleva a pensar que la flota imperial entera ha esquilmado los recursos de media galaxia para poder construirse.

Y no estamos considerando dónde, en el sagrado nombre de los gusanos de las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, hay instalaciones del tamaño suficiente para realizar esas construcciones. Esas infraestructuras requieren a su vez otra irreal cantidad de recursos para ser a su vez construidas, no hablemos ya del mantenimiento. Y suma y sigue. Porque la tecnología ilimitada del espacio exterior no soluciona el problema de la obtención de los recursos. Algunos universos de ciencia ficción proponen replicadores moleculares que duplicarían los materiales, se supone que creando copias a partir de un original, pero teniendo en cuenta que la materia no puede crearse de la nada, sino a partir de otro algo... Admitamos que podemos optimizar a nivel molecular la generación de materiales, pero siempre necesitamos recursos para ello, con lo que científicamente podemos descartar la teoría de "creo algo de donde no había nada".

Si admitimos la fragilidad de la teoría de las supercuerdas a escalas diferenciales, y forzando (mucho) la máquina admitimos la existencia de otros universos que puedan interaccionar con el presente, hay modelos de ficción que proponen obtener recursos de esos otros universos para utilizarlos en este. Pero aún en el mejor de los casos nada dice que las leyes de la física o de la química sean las mismas en ese otro universo. Y si, por poner un ejemplo, la carne que extraemos de él proviene de uno donde el isótopo más estable es el carbono 14, y en vez de agua está compuesto por deuterio o tritio, pues el susodicho filete no nos sirve demasiado.

Aceptemos que, en los universos de space opera tipo Star Wars o Star Trek la proporción de planetas habitados respecto a los inhabitables es ínfima, con lo que dependiendo del nivel de "concienciación ecológica universal" que tengan las supuestas civilizaciones espaciales puedo ir devastando planetas inhabitables para esquilmar los recursos disponibles. Algunas civilizaciones reventaban el planeta para explotar los recursos "aflorados" en el cinturón de asteroides causado. Pero yo me pregunto la cantidad de recursos que se reparten por el universo en la explosión inicial, por no mencionar la cantidad de tiempo que tardarán los restos del planeta en formar un cinturón de asteroides estable sin que los gravitómetros de las naves de explotación parezcan sirenas de policía en medio de un árbol de navidad encendido...

Creo más bien que las civilizaciones futuras tendrán más en cuenta esta gestión de los recursos de lo que la sci-fi ha previsto. Que la optimización del reciclaje será fundamental para la supervivencia. Que una vez suprimamos la lucha (y lo digo también en el sentido de pelea o guerra) por los recursos podremos centrar nuestros esfuerzos en otros temas. Y por supuesto que esta gestión de los recursos será uno de los motivos fundamentales de la salida de la humanidad al espacio. Que lo está siendo ya de hecho, y que cuando encontremos un modo rentable de explotar los recursos de la luna, de marte y de venus nuestra civilización dará un salto tanto cualitativo como cuantitativo. Si será para bien o para mal es otro cantar, pero el tema "desparrame mental sobre como serán las sociedades futuras" lo dejo para otro post.

Los debates aplazados (II parte)

Ayer escribí sobre la necesidad de tener planes integrales y estructurados sobre los que basar las decisiones y acciones a tomar, en concreto sobre el complejo tema de la inmigración. Hoy la realidad me ha golpeado con fuerza otra vez en el alma y no puedo evitar volver a escribir sobre lo mismo.

Se trata en esta ocasión del tema de la política nuclear, con el que nuestros queridísimos hombres y mujeres políticos (iba a poner "miembros y miembras de nuestra clase política" pero un violento ataque de náuseas y deseos irreprimibles de automutilación me lo han impedido) no tienen más remedio que habérselas ahora.

Y estaba yo tan contento porque, para bien o para mal, parecía que las diferentes opciones políticas tenían su posicionamiento al respecto. Pero claro: ahora resulta que hay que hacer cosas de verdad, y nuevamente una cosa es hacer grandes discursos y otra diferente tomar decisiones que se materializarán en medidas muy físicas y concretas, como es el vertedero de residuos nucleares. Esta nueva polémica me ha hecho descubrir el término "nimby", acrónimo en inglés para "not in my back yard" (no en mi patio trasero).

Viene muy al caso porque parece que cuando hace dos años se diseñó la política nuclear de este país se dejaron claras las posturas y las necesidades. Unos abogaron por suprimirla, y otros por potenciarla: no entraremos ahora en este debate, pero baste sabe que al menos se posicionaron. Se debate en el Parlamento y todos de acuerdo en que hace falta un vertedero nuclear (por favor quedarse con lo de todos de acuerdo). Pero hete aquí que ahora hay que decidir el lugar exacto donde se ha de emplazar el bendito cementerio nuclear, y claro: nadie quiere tener una potencial fuente de cánceres, tumores y un posible Chernobyl al lado de casa. Además se acercan las elecciones y nadie quiere asumir el coste político de tomar una decisión tan impopular (quiero las ventajas pero no tener que pagar por los inconvenientes). Y aquí es donde los planes se tuercen y se intenta la cuadratura del círculo:

Los unos (aunque no diga nombre todos saben quienes son) tienen una política de no proliferación y mantenimiento nuclear, pero ahora son los que votaron que sí al cementerio y como están en el poder y tienen que hacer ver que están haciendo cosas quieren sacar adelante la medida a nivel nacional. Ahora: a nivel autonómico no se quiere asumir el coste electoral y se va a sabotear de todas las maneras la decisión para que no se lleve a cabo.

Los otros mantienen una política pronuclear, pero pronuclear en la casa de otro, porque cuando es en la mía la basura me la como yo, y de ahí el "nimby". Y ahora tratan de conseguir el más dificil todavía de ser nacionalmente pronuclear pero localmente antinuclear hasta el punto de expulsar a los del partido que voten a favor del cementerio. Que queréis que os diga: a mí me suena como la gente que va gritando a los cuatro vientos que es superimportante cuidar el medio ambiente pero no recicla su basura porque es un latazo y además el contenedor está dos calles más abajo y paso. O si no que alguien me explique cómo se come que "soy super pronuclear pero voto en contra de que se creen nuevas instalaciones nucleares.

No entraré en detalle en la "presión" (¿chantaje? ¿amenazas?) que con toda impunidad dicen algunos presidentes de comunidades autónomas que ejercerán sobre el Gobierno para que no acepten la candidatura que les han elevado desde algún ayuntamiento de su comunidad. El tema de la descentralización lo dejo para otro post.

La conclusión tristemente es la misma que en mi anterior post. Que resumiendo viene a ser:

1.- Los políticos no se mojan ni en la ducha. Y añado: y si por azar u obligación me tengo que salpicar un poco aplíquese la cláusula de "donde dije digo digo Diego".

2.- Faltan planes integrales para afrontar los problemas. Y cuando alguien parece que los tiene a la hora de la verdad no son coherentes, y tratar de captar el viento con una red, la verdad...

Apuntemos aquí que los planes deben ser suficientemente flexibles como para saber adaptarse a la realidad en la que se deben aplicar, es una característica fundamental. Pero es más fundamental, si es que cabe tal expresión, que sean suficientemente sólidos, coherentes y definidos como para poder sentar unas buenas bases de actuación. Y no confundamos la flexibilidad con el oportunismo: una cosa es adaptarme a las necesidades del momento y otra, muy distinta, es cambiar de postura según me interese en cada momento. O como en el presente tratar de estar repicando y en la procesión de manera descarada. Debemos exigir todos, como fuerzas de la sociedad civil, posicionamientos más claros de los responsables hacia los grandes asuntos. Si los políticos son capaces de resolver problemas son buenos gestores y un gran activo de la Sociedad. Si no son capaces entonces se convierten en parte del problema.

martes, 26 de enero de 2010

Los debates aplazados... ¿cierres en falso?

He estado siguiendo con interés el debate sobre el empadronamiento de los inmigrantes, y una vez más he llegado a la conclusión de que la política es un circo de tres pistas y cortinas de humo en el que lo más (¿único?) importante es quedar bien, sin preocuparse mucho de entrar en materia. Me explico: Se ha debatido política y legalmente sobre la oportunidad de no inscribir a los inmigrantes ilegales (entendamos como tales que no tienen los papeles en regla: las personas no son legales ni ilegales, símplemente son) en el padrón, si la administración local está obligada a hacerlo sin considerar los papeles, si es competencia local, nacional o regional ("tú la llevas"), dejando oportunamente de lado el debate social que trasciende a todos estos y debería acometerse en profundidad.

Se ha dicho que los inmigrantes precisan estar empadronados para poder alcanzar la legalidad (¿como se reconoce legalmente-de-forma-local la presencia de alguien que legalmente-de-forma-nacional no está en el país?), que necesitan el padrón para beneficiarse de los servicios básicos de educación, sanidad, ocio, etc que ofrece la Administración. Se ha enarbolado y agitado la tan denostada bandera de los Sacrosantos Derechos Humanos y la Universalidad de esos DDHH.

Y sin embargo los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque. Pues más allá de, y para mí más importante que, los debates político-jurídicos son los socio-económicos, que no he visto que se hayan planteado más que de nombre, pues planteárselos en serio equivaldría entrar en un terreno espinoso con grandes riesgos, y en un país en el que los políticos no se mojan ni en la ducha es una entelequia cuasi utópica. Para eso habría que lanzar preguntas capciosas como:

- ¿Debemos pagar entre todos la sanidad, educación, ocio, etc, de gente que ha entrado ilegalmente, que no cotiza a la Seguridad Social, y que no sigue las reglas del juego que me imponen a mí?

- Si las Administraciones Locales tienen la competencia de dar muchos de estos servicios, y tienen la obligación taxativa de empadronar a los inmigrantes que el Estado central no ha podido/sabido impedir la entrada de forma irregular, ¿dará la Administración central dinero a las Administraciones locales en cantidad proporcional a los inmigrantes ilegales empadronados en su censo (cristalizando así el absurdo de la situación irregular-pero-formalizada)?

- Si admitimos que cualquier persona tiene derecho a estar empadronado, y solo por el hecho de estarlo tiene derecho a los servicios que se han mencionado, cualquier persona del mundo no tiene más que colarse por la frontera para exigir esos derechos, que en el 60% de los países del mundo no son ni siquiera un proyecto (toma efecto llamada). Y esos servicios los pagamos entre todos los contribuyentes "legales". ¿Es eso realmente lo que queremos?

- Pero de no hacerlo atenazamos las posibilidades de gente que ya está desesperada, sin formación ni información, y que no sabiendo cómo salir del barullo administrativo que se le plantea delante acaba reaccionando de forma extrema y violenta, como toda persona desesperada, cayendo en el crimen en una forma u otra, y por consiguiente convirtiéndose en un problema social, más que un activo social positivo. ¿Es eso realmente lo que queremos?

No digo que yo esté de acuerdo con todas estas afirmaciones, pero no podemos negar que una parte importante de la sociedad se las plantea internamente, y para una pequeña parte de la sociedad es un grave problema que provoca una insoportable irritación. Y hay que tener cuidado con estas cosas que provocan mucho desasosiego social porque pueden convertirse en revolventes explosivos. Y cuando una parte de la sociedad (grande o pequeña) tiene la sensación que los Derechos Humanos se usan como escudo tras el que se amparan impúnemente situaciones legales pero de flagrante injusticia esa parte se siente atacada, y pierde el respeto por los Derechos Humanos, y entonces volvemos a situaciones que comportan mucho sufrimiento, que consideramos superadas pero están rodeándonos junto con el resto de la Realidad, agazapadas y esperando su oportunidad de saltar sobre nosotros, y os aseguro que nunca dejan escapar ningún hueco. Más cuidado por tanto cuando enarbolemos los Derechos Humanos, que son una espada de doble filo...

Me encantan las citas célebres. Hace poco posteé una del Arte de la Guerra de Sun Tzu: "Un buen plan conduce a la victoria. Un mal plan conduce a la derrota. Lo peor de todo es no tener ningún plan". Es necesario que se determine si los ayuntamientos deben empadronar o no a los inmigrantes ilegales, pero no es sino un fleco del gran tapiz de la Política Integral de Inmigración (sí, esa que se escribe con mayúsculas), y lo más importante es tener un Plan Integral de Inmigración. Lo de delimitar si son galgos o podencos viene después.

Pocas afirmaciones hay más ciertas que lo urgente no deja tiempo para lo importante, pero debemos encontrar ese tiempo y el consenso necesario para afrontar esta cuestión en profundidad y encontrar soluciones integrales. Achicar agua es necesario, pero no se trata de ver si usamos una bomba rosa o negra, sino de decidir cual es la mejor manera de tapar las vías de agua mientras achicamos, de lo contrario no haremos otra cosa que achicar eternamente hasta que la quilla ceda y nos hundamos sin remisión.

Estas soluciones no son fáciles. Yo admito no tenerlas, y si alguien las tiene por favor que las plantee en este foro. Pero son necesarias, y es necesario acordar ese plan. Puede ser en plan Francia donde los inmigrantes deben ser acogidos y gozan casi de los mismo derechos que sus ciudadanos (al menos sobre el papel), o en plan Italia donde los extranjeros son casi clasificados como personas non-gratas y sufren el peso integral del aparato legal del Estado. Al menos uno de esos planes es un mal plan, pero peor es estar sin ninguno como estamos nosotros.