lunes, 1 de marzo de 2010

Sociedades futuras

En algún otro post prometí un "desparrame mental sobre como serán las sociedades futuras", y como ambas cosas son de mi agrado, el desparrame mental y las sociedades futuras, me complace retomarlo ahora. Como de desparrame mental se trata, habrá muchas referencias a ciencia ficción (CF) y fantasía, que no dejan de ser ejercicios similares al presente.

Hablo de sociedades y no de sociedad ya que hoy día tenemos muchas sociedades, y no una sola. La aldea global puede que nos esté uniendo más que cualquier política, régimen, guerra o actitud pasada, pero "aunque la información viaje a las estrellas a la velocidad de la luz eso no ha acabado con las religiones, ni con las etnias, ni con los problemas que esto conlleva" (Masamune Shirow - Kokaku Kidotai). Creo que estos "problemas" son inherentes a la humanidad, por mucho que regímenes totalitarios han tratado de erradicarlos la historia nos enseña que solo han conseguido victorias parciales para acabar perdiendo la guerra, y no creo que se eliminen en el futuro. A lo sumo podremos hablar de grupos diferentes, quizá cuando los colonos de marte de tercera generación tomen conciencia de grupo y proclamen su independencia (lo que si confiamos en la visión que Asimov da al respecto en su "Fundación" tarde o temprano SIEMPRE ocurrirá). Quizá sean las estaciones orbitales geoestacionarias, o fijas en puntos de Lagrange al más puro estilo neuromante, las que se consideren grupos diferentes con sus propias reivindicaciones, pero lo que es seguro es que mientras alguien gane algo con avivar la diferencia potenciando un sentimiento de grupo seguiremos teniendo etnias y grupúsculos más o menos disidentes con la generalidad.

Por este motivo creo que las sociedades futuras serán más globales pero al mismo tiempo más celosas de su identidad. El efecto rebote de sentirse parte de un mismo totum revolutum impersonal provocará, como lógico movimiento de defensa, una búsqueda personal de sentirse parte de un grupo reducido de "lo mío". El "piensa globalmente, actúa localmente" evolucionará ya que las comunidades locales cada vez tendrán más margen de maniobra con asuntos propios, pero intuyo que menos en la medida en que sus acciones vayan a tener un impacto global, que visto lo visto van a ser cada vez más.

Creo que el futuro pasa por el espacio. No por el trillado estereotipo de la CF, sino por una simple cuestión de recursos por un lado, y de espacio vital por otro. En el momento en que sea rentable explotar los yacimientos de recursos de otros cuerpos celestes nuestra salida al espacio será inevitable y vertiginosa, y no es un futuro tan lejano. Una vez alcanzado este paso es difícil no establecer un paralelismo con los colonos del S XVI, enviados a otro mundo a través de un largo, costoso y peligroso viaje a través de los oceanos, y de los sentimientos que albergaron hacia las metrópolis que los controlaban. Lo que si queda por determinar es si esos colonos llevarán consigo sus etnias, filias y fobias, creando en otros mundos comunidades paralelas a las de la tierra (como preconizaba el mundo de "traveller") o si el sentimiento de grupo extra-terrestre será más fuerte que anteriores pertenencias étnicas.

En cualquier caso serán sociedades más volcadas en el tema de los recursos: creo que el reciclaje se acabará imponiendo como forma económica y sostenible de gestión. Tanto para economizar la adquisición de recursos necesarios como para garantizar la independencia de la aportación externa de nuevas materias primas. Esto conllevará inevitablemente una mayor conciencia ecológica. Por una lado para garantizar las fuentes de obtención de esos recursos, así como el abaratamiento de su extracción a largo plazo. Por otro el sentimiento de identidad desarrollado entiendo que promoverá el evitar los fallos ocurridos en la Tierra. Máxime si consideramos que, con el tiempo, el desarrollo de un hábitat más favorable a la habitabilidad humana promoverá la terraformación de esos hábitats, con la concienciación hacia la conservación de los mismos ("con lo que nos ha costado crearlos vamos a cuidarlos, que no veáis la maldita roca bañada en SO2 que era esto antes...").

Sin embargo no puedo pecar de ingenuo con estas estimaciones: todo dependerá de cómo evolucionen esta sociedades. Si los recursos se convierten de pronto en fácilmente accesibles en grandes cantidades es de prever un cierto laxismo hacia los mismos (para qué reciclar cuando de "Io" nos llegan miles de toneladas de XXX, y de Venus miles de toneladas de YYY todos los días). El descubrimiento de nuevos recursos puede provocar enormes saltos tecnológicos y sociales, pero si las fuentes no son abundantes provocará como siempre guerras por el control de estas fuentes con escaso miramiento hacia posibles daños colaterales ("Avatar" de James Cameron). Por otro lado no puedo evitar pensar en Murphy, y en cómo si bien esta gestión de recursos y tecnología puede equiparar muchas sociedades y personas sin duda creará nuevas diferencias. Y mucho me temo que las más importantes, las que siempre han existido en toda sociedad, no lleguen a desaparecer por ser inherentes a la condición humana: la existente entre ricos (gente con recursos y contactos) y pobres (gente expoliada, con poca formación y con pocas posibilidades), entre "los nuestros" y "los de fuera" (racismo, xenofobia), entre los distintos mundos (pertencientes a las sociedades dominantes o a las "emergentes" [lo que no deja de ser un tecnicismo para no poner "dominadas", "sin privilegios", "dependientes", "prescindibles"]). Tengo sin embargo el enconado optimismo de pensar que estas diferencias se moderarán, y que el acceso a la información y visión global atemperará al menos el uso indiscriminado del poder inherente a esas diferencias.

La idea final que me gustaría dejar es que aunque todo esto está por ver, claro está, no será sino una evolución de lo que pensemos y hagamos en este momento. Que el futuro se escribe en el presente, que es el único tiempo que podemos vivir, aunque debamos considerar los otros tiempos. Y que demasiado a menudo no queremos considerar ese futuro precisamente por cuanto de hipotético, lejano o fantástico pueda tener, sin darnos cuenta de que lo que ocurra será en una inmensa mayoría fruto de lo que plantemos hoy.

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