He estado siguiendo con interés el debate sobre el empadronamiento de los inmigrantes, y una vez más he llegado a la conclusión de que la política es un circo de tres pistas y cortinas de humo en el que lo más (¿único?) importante es quedar bien, sin preocuparse mucho de entrar en materia. Me explico: Se ha debatido política y legalmente sobre la oportunidad de no inscribir a los inmigrantes ilegales (entendamos como tales que no tienen los papeles en regla: las personas no son legales ni ilegales, símplemente son) en el padrón, si la administración local está obligada a hacerlo sin considerar los papeles, si es competencia local, nacional o regional ("tú la llevas"), dejando oportunamente de lado el debate social que trasciende a todos estos y debería acometerse en profundidad.
Se ha dicho que los inmigrantes precisan estar empadronados para poder alcanzar la legalidad (¿como se reconoce legalmente-de-forma-local la presencia de alguien que legalmente-de-forma-nacional no está en el país?), que necesitan el padrón para beneficiarse de los servicios básicos de educación, sanidad, ocio, etc que ofrece la Administración. Se ha enarbolado y agitado la tan denostada bandera de los Sacrosantos Derechos Humanos y la Universalidad de esos DDHH.
Y sin embargo los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque. Pues más allá de, y para mí más importante que, los debates político-jurídicos son los socio-económicos, que no he visto que se hayan planteado más que de nombre, pues planteárselos en serio equivaldría entrar en un terreno espinoso con grandes riesgos, y en un país en el que los políticos no se mojan ni en la ducha es una entelequia cuasi utópica. Para eso habría que lanzar preguntas capciosas como:
- ¿Debemos pagar entre todos la sanidad, educación, ocio, etc, de gente que ha entrado ilegalmente, que no cotiza a la Seguridad Social, y que no sigue las reglas del juego que me imponen a mí?
- Si las Administraciones Locales tienen la competencia de dar muchos de estos servicios, y tienen la obligación taxativa de empadronar a los inmigrantes que el Estado central no ha podido/sabido impedir la entrada de forma irregular, ¿dará la Administración central dinero a las Administraciones locales en cantidad proporcional a los inmigrantes ilegales empadronados en su censo (cristalizando así el absurdo de la situación irregular-pero-formalizada)?
- Si admitimos que cualquier persona tiene derecho a estar empadronado, y solo por el hecho de estarlo tiene derecho a los servicios que se han mencionado, cualquier persona del mundo no tiene más que colarse por la frontera para exigir esos derechos, que en el 60% de los países del mundo no son ni siquiera un proyecto (toma efecto llamada). Y esos servicios los pagamos entre todos los contribuyentes "legales". ¿Es eso realmente lo que queremos?
- Pero de no hacerlo atenazamos las posibilidades de gente que ya está desesperada, sin formación ni información, y que no sabiendo cómo salir del barullo administrativo que se le plantea delante acaba reaccionando de forma extrema y violenta, como toda persona desesperada, cayendo en el crimen en una forma u otra, y por consiguiente convirtiéndose en un problema social, más que un activo social positivo. ¿Es eso realmente lo que queremos?
No digo que yo esté de acuerdo con todas estas afirmaciones, pero no podemos negar que una parte importante de la sociedad se las plantea internamente, y para una pequeña parte de la sociedad es un grave problema que provoca una insoportable irritación. Y hay que tener cuidado con estas cosas que provocan mucho desasosiego social porque pueden convertirse en revolventes explosivos. Y cuando una parte de la sociedad (grande o pequeña) tiene la sensación que los Derechos Humanos se usan como escudo tras el que se amparan impúnemente situaciones legales pero de flagrante injusticia esa parte se siente atacada, y pierde el respeto por los Derechos Humanos, y entonces volvemos a situaciones que comportan mucho sufrimiento, que consideramos superadas pero están rodeándonos junto con el resto de la Realidad, agazapadas y esperando su oportunidad de saltar sobre nosotros, y os aseguro que nunca dejan escapar ningún hueco. Más cuidado por tanto cuando enarbolemos los Derechos Humanos, que son una espada de doble filo...
Me encantan las citas célebres. Hace poco posteé una del Arte de la Guerra de Sun Tzu: "Un buen plan conduce a la victoria. Un mal plan conduce a la derrota. Lo peor de todo es no tener ningún plan". Es necesario que se determine si los ayuntamientos deben empadronar o no a los inmigrantes ilegales, pero no es sino un fleco del gran tapiz de la Política Integral de Inmigración (sí, esa que se escribe con mayúsculas), y lo más importante es tener un Plan Integral de Inmigración. Lo de delimitar si son galgos o podencos viene después.
Pocas afirmaciones hay más ciertas que lo urgente no deja tiempo para lo importante, pero debemos encontrar ese tiempo y el consenso necesario para afrontar esta cuestión en profundidad y encontrar soluciones integrales. Achicar agua es necesario, pero no se trata de ver si usamos una bomba rosa o negra, sino de decidir cual es la mejor manera de tapar las vías de agua mientras achicamos, de lo contrario no haremos otra cosa que achicar eternamente hasta que la quilla ceda y nos hundamos sin remisión.
Estas soluciones no son fáciles. Yo admito no tenerlas, y si alguien las tiene por favor que las plantee en este foro. Pero son necesarias, y es necesario acordar ese plan. Puede ser en plan Francia donde los inmigrantes deben ser acogidos y gozan casi de los mismo derechos que sus ciudadanos (al menos sobre el papel), o en plan Italia donde los extranjeros son casi clasificados como personas non-gratas y sufren el peso integral del aparato legal del Estado. Al menos uno de esos planes es un mal plan, pero peor es estar sin ninguno como estamos nosotros.
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