Siempre me han gustado los juegos de estrategia y de gestión de recursos. Horas devanádose los sesos sobre cómo afrontar y resolver los diferentes problemas que se plantean. Y los juegos te dan la posibilidad de realizar esto en un entorno que te llama (¿a quién no le interesa salvar al mundo, construir su propia civilización, o llevar a su gente a la gloria, sea esta del tipo que sea?).
Tienen un algo de muy formativo, y desde cierto punto de vista te mantienen con los pies en la tierra al tiempo que te permiten el impagable lujo de seguir con la cabeza en las nubes. Claro que esta bipolaridad tiene sus lados malos, y es que como todo friki empiezas a mezclar realidad con ficción (hasta cierto punto, frikismo no es paranoia). ¿Quién no se ha preguntado alguna vez donde aterrizaría el Enterprise de llegar a su ciudad? ¿o no ha tenido nunca una conversación sobre el número de caballeros Jedi que por probabilidad deberían haber muerto automutilándose al manejar su sable de luz en imposibles molinetes en salto con torsión?
En mi caso los juegos de gestión de recursos me llevan a pensar en el brutal, en el desproporcionado, en el alienante número de recursos que requerirían muchas de las cosas que se ven en películas, libros y cómics de ciencia ficción. Y es que queda genial cuando en Starship Troopers hay una estación espacial del tamaño de la luna, y un anillo artificial que rodea la auténtica luna con instalaciones militares, pero... ¿de dónde, en el sagrado nombre de las pelotas del Minotauro, han sacado la INGENTE cantidad de recursos para construir algo así? Pongamos ya solo que para construir un acorazado espacial de los tamaños "estandar" que vemos en la mayoría de la películas de CF harían falta aproximadamente 1/1200 parte de los recursos de un planeta con el nivel de recursos aproximado de la Tierra. Sin contar superdestructores imperiales, y no hablemos de Estrellas de la Muerte. Eso nos lleva a pensar que la flota imperial entera ha esquilmado los recursos de media galaxia para poder construirse.
Y no estamos considerando dónde, en el sagrado nombre de los gusanos de las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, hay instalaciones del tamaño suficiente para realizar esas construcciones. Esas infraestructuras requieren a su vez otra irreal cantidad de recursos para ser a su vez construidas, no hablemos ya del mantenimiento. Y suma y sigue. Porque la tecnología ilimitada del espacio exterior no soluciona el problema de la obtención de los recursos. Algunos universos de ciencia ficción proponen replicadores moleculares que duplicarían los materiales, se supone que creando copias a partir de un original, pero teniendo en cuenta que la materia no puede crearse de la nada, sino a partir de otro algo... Admitamos que podemos optimizar a nivel molecular la generación de materiales, pero siempre necesitamos recursos para ello, con lo que científicamente podemos descartar la teoría de "creo algo de donde no había nada".
Si admitimos la fragilidad de la teoría de las supercuerdas a escalas diferenciales, y forzando (mucho) la máquina admitimos la existencia de otros universos que puedan interaccionar con el presente, hay modelos de ficción que proponen obtener recursos de esos otros universos para utilizarlos en este. Pero aún en el mejor de los casos nada dice que las leyes de la física o de la química sean las mismas en ese otro universo. Y si, por poner un ejemplo, la carne que extraemos de él proviene de uno donde el isótopo más estable es el carbono 14, y en vez de agua está compuesto por deuterio o tritio, pues el susodicho filete no nos sirve demasiado.
Aceptemos que, en los universos de space opera tipo Star Wars o Star Trek la proporción de planetas habitados respecto a los inhabitables es ínfima, con lo que dependiendo del nivel de "concienciación ecológica universal" que tengan las supuestas civilizaciones espaciales puedo ir devastando planetas inhabitables para esquilmar los recursos disponibles. Algunas civilizaciones reventaban el planeta para explotar los recursos "aflorados" en el cinturón de asteroides causado. Pero yo me pregunto la cantidad de recursos que se reparten por el universo en la explosión inicial, por no mencionar la cantidad de tiempo que tardarán los restos del planeta en formar un cinturón de asteroides estable sin que los gravitómetros de las naves de explotación parezcan sirenas de policía en medio de un árbol de navidad encendido...
Creo más bien que las civilizaciones futuras tendrán más en cuenta esta gestión de los recursos de lo que la sci-fi ha previsto. Que la optimización del reciclaje será fundamental para la supervivencia. Que una vez suprimamos la lucha (y lo digo también en el sentido de pelea o guerra) por los recursos podremos centrar nuestros esfuerzos en otros temas. Y por supuesto que esta gestión de los recursos será uno de los motivos fundamentales de la salida de la humanidad al espacio. Que lo está siendo ya de hecho, y que cuando encontremos un modo rentable de explotar los recursos de la luna, de marte y de venus nuestra civilización dará un salto tanto cualitativo como cuantitativo. Si será para bien o para mal es otro cantar, pero el tema "desparrame mental sobre como serán las sociedades futuras" lo dejo para otro post.
miércoles, 27 de enero de 2010
Los debates aplazados (II parte)
Ayer escribí sobre la necesidad de tener planes integrales y estructurados sobre los que basar las decisiones y acciones a tomar, en concreto sobre el complejo tema de la inmigración. Hoy la realidad me ha golpeado con fuerza otra vez en el alma y no puedo evitar volver a escribir sobre lo mismo.
Se trata en esta ocasión del tema de la política nuclear, con el que nuestros queridísimos hombres y mujeres políticos (iba a poner "miembros y miembras de nuestra clase política" pero un violento ataque de náuseas y deseos irreprimibles de automutilación me lo han impedido) no tienen más remedio que habérselas ahora.
Y estaba yo tan contento porque, para bien o para mal, parecía que las diferentes opciones políticas tenían su posicionamiento al respecto. Pero claro: ahora resulta que hay que hacer cosas de verdad, y nuevamente una cosa es hacer grandes discursos y otra diferente tomar decisiones que se materializarán en medidas muy físicas y concretas, como es el vertedero de residuos nucleares. Esta nueva polémica me ha hecho descubrir el término "nimby", acrónimo en inglés para "not in my back yard" (no en mi patio trasero).
Viene muy al caso porque parece que cuando hace dos años se diseñó la política nuclear de este país se dejaron claras las posturas y las necesidades. Unos abogaron por suprimirla, y otros por potenciarla: no entraremos ahora en este debate, pero baste sabe que al menos se posicionaron. Se debate en el Parlamento y todos de acuerdo en que hace falta un vertedero nuclear (por favor quedarse con lo de todos de acuerdo). Pero hete aquí que ahora hay que decidir el lugar exacto donde se ha de emplazar el bendito cementerio nuclear, y claro: nadie quiere tener una potencial fuente de cánceres, tumores y un posible Chernobyl al lado de casa. Además se acercan las elecciones y nadie quiere asumir el coste político de tomar una decisión tan impopular (quiero las ventajas pero no tener que pagar por los inconvenientes). Y aquí es donde los planes se tuercen y se intenta la cuadratura del círculo:
Los unos (aunque no diga nombre todos saben quienes son) tienen una política de no proliferación y mantenimiento nuclear, pero ahora son los que votaron que sí al cementerio y como están en el poder y tienen que hacer ver que están haciendo cosas quieren sacar adelante la medida a nivel nacional. Ahora: a nivel autonómico no se quiere asumir el coste electoral y se va a sabotear de todas las maneras la decisión para que no se lleve a cabo.
Los otros mantienen una política pronuclear, pero pronuclear en la casa de otro, porque cuando es en la mía la basura me la como yo, y de ahí el "nimby". Y ahora tratan de conseguir el más dificil todavía de ser nacionalmente pronuclear pero localmente antinuclear hasta el punto de expulsar a los del partido que voten a favor del cementerio. Que queréis que os diga: a mí me suena como la gente que va gritando a los cuatro vientos que es superimportante cuidar el medio ambiente pero no recicla su basura porque es un latazo y además el contenedor está dos calles más abajo y paso. O si no que alguien me explique cómo se come que "soy super pronuclear pero voto en contra de que se creen nuevas instalaciones nucleares.
No entraré en detalle en la "presión" (¿chantaje? ¿amenazas?) que con toda impunidad dicen algunos presidentes de comunidades autónomas que ejercerán sobre el Gobierno para que no acepten la candidatura que les han elevado desde algún ayuntamiento de su comunidad. El tema de la descentralización lo dejo para otro post.
La conclusión tristemente es la misma que en mi anterior post. Que resumiendo viene a ser:
1.- Los políticos no se mojan ni en la ducha. Y añado: y si por azar u obligación me tengo que salpicar un poco aplíquese la cláusula de "donde dije digo digo Diego".
2.- Faltan planes integrales para afrontar los problemas. Y cuando alguien parece que los tiene a la hora de la verdad no son coherentes, y tratar de captar el viento con una red, la verdad...
Apuntemos aquí que los planes deben ser suficientemente flexibles como para saber adaptarse a la realidad en la que se deben aplicar, es una característica fundamental. Pero es más fundamental, si es que cabe tal expresión, que sean suficientemente sólidos, coherentes y definidos como para poder sentar unas buenas bases de actuación. Y no confundamos la flexibilidad con el oportunismo: una cosa es adaptarme a las necesidades del momento y otra, muy distinta, es cambiar de postura según me interese en cada momento. O como en el presente tratar de estar repicando y en la procesión de manera descarada. Debemos exigir todos, como fuerzas de la sociedad civil, posicionamientos más claros de los responsables hacia los grandes asuntos. Si los políticos son capaces de resolver problemas son buenos gestores y un gran activo de la Sociedad. Si no son capaces entonces se convierten en parte del problema.
Se trata en esta ocasión del tema de la política nuclear, con el que nuestros queridísimos hombres y mujeres políticos (iba a poner "miembros y miembras de nuestra clase política" pero un violento ataque de náuseas y deseos irreprimibles de automutilación me lo han impedido) no tienen más remedio que habérselas ahora.
Y estaba yo tan contento porque, para bien o para mal, parecía que las diferentes opciones políticas tenían su posicionamiento al respecto. Pero claro: ahora resulta que hay que hacer cosas de verdad, y nuevamente una cosa es hacer grandes discursos y otra diferente tomar decisiones que se materializarán en medidas muy físicas y concretas, como es el vertedero de residuos nucleares. Esta nueva polémica me ha hecho descubrir el término "nimby", acrónimo en inglés para "not in my back yard" (no en mi patio trasero).
Viene muy al caso porque parece que cuando hace dos años se diseñó la política nuclear de este país se dejaron claras las posturas y las necesidades. Unos abogaron por suprimirla, y otros por potenciarla: no entraremos ahora en este debate, pero baste sabe que al menos se posicionaron. Se debate en el Parlamento y todos de acuerdo en que hace falta un vertedero nuclear (por favor quedarse con lo de todos de acuerdo). Pero hete aquí que ahora hay que decidir el lugar exacto donde se ha de emplazar el bendito cementerio nuclear, y claro: nadie quiere tener una potencial fuente de cánceres, tumores y un posible Chernobyl al lado de casa. Además se acercan las elecciones y nadie quiere asumir el coste político de tomar una decisión tan impopular (quiero las ventajas pero no tener que pagar por los inconvenientes). Y aquí es donde los planes se tuercen y se intenta la cuadratura del círculo:
Los unos (aunque no diga nombre todos saben quienes son) tienen una política de no proliferación y mantenimiento nuclear, pero ahora son los que votaron que sí al cementerio y como están en el poder y tienen que hacer ver que están haciendo cosas quieren sacar adelante la medida a nivel nacional. Ahora: a nivel autonómico no se quiere asumir el coste electoral y se va a sabotear de todas las maneras la decisión para que no se lleve a cabo.
Los otros mantienen una política pronuclear, pero pronuclear en la casa de otro, porque cuando es en la mía la basura me la como yo, y de ahí el "nimby". Y ahora tratan de conseguir el más dificil todavía de ser nacionalmente pronuclear pero localmente antinuclear hasta el punto de expulsar a los del partido que voten a favor del cementerio. Que queréis que os diga: a mí me suena como la gente que va gritando a los cuatro vientos que es superimportante cuidar el medio ambiente pero no recicla su basura porque es un latazo y además el contenedor está dos calles más abajo y paso. O si no que alguien me explique cómo se come que "soy super pronuclear pero voto en contra de que se creen nuevas instalaciones nucleares.
No entraré en detalle en la "presión" (¿chantaje? ¿amenazas?) que con toda impunidad dicen algunos presidentes de comunidades autónomas que ejercerán sobre el Gobierno para que no acepten la candidatura que les han elevado desde algún ayuntamiento de su comunidad. El tema de la descentralización lo dejo para otro post.
La conclusión tristemente es la misma que en mi anterior post. Que resumiendo viene a ser:
1.- Los políticos no se mojan ni en la ducha. Y añado: y si por azar u obligación me tengo que salpicar un poco aplíquese la cláusula de "donde dije digo digo Diego".
2.- Faltan planes integrales para afrontar los problemas. Y cuando alguien parece que los tiene a la hora de la verdad no son coherentes, y tratar de captar el viento con una red, la verdad...
Apuntemos aquí que los planes deben ser suficientemente flexibles como para saber adaptarse a la realidad en la que se deben aplicar, es una característica fundamental. Pero es más fundamental, si es que cabe tal expresión, que sean suficientemente sólidos, coherentes y definidos como para poder sentar unas buenas bases de actuación. Y no confundamos la flexibilidad con el oportunismo: una cosa es adaptarme a las necesidades del momento y otra, muy distinta, es cambiar de postura según me interese en cada momento. O como en el presente tratar de estar repicando y en la procesión de manera descarada. Debemos exigir todos, como fuerzas de la sociedad civil, posicionamientos más claros de los responsables hacia los grandes asuntos. Si los políticos son capaces de resolver problemas son buenos gestores y un gran activo de la Sociedad. Si no son capaces entonces se convierten en parte del problema.
martes, 26 de enero de 2010
Los debates aplazados... ¿cierres en falso?
He estado siguiendo con interés el debate sobre el empadronamiento de los inmigrantes, y una vez más he llegado a la conclusión de que la política es un circo de tres pistas y cortinas de humo en el que lo más (¿único?) importante es quedar bien, sin preocuparse mucho de entrar en materia. Me explico: Se ha debatido política y legalmente sobre la oportunidad de no inscribir a los inmigrantes ilegales (entendamos como tales que no tienen los papeles en regla: las personas no son legales ni ilegales, símplemente son) en el padrón, si la administración local está obligada a hacerlo sin considerar los papeles, si es competencia local, nacional o regional ("tú la llevas"), dejando oportunamente de lado el debate social que trasciende a todos estos y debería acometerse en profundidad.
Se ha dicho que los inmigrantes precisan estar empadronados para poder alcanzar la legalidad (¿como se reconoce legalmente-de-forma-local la presencia de alguien que legalmente-de-forma-nacional no está en el país?), que necesitan el padrón para beneficiarse de los servicios básicos de educación, sanidad, ocio, etc que ofrece la Administración. Se ha enarbolado y agitado la tan denostada bandera de los Sacrosantos Derechos Humanos y la Universalidad de esos DDHH.
Y sin embargo los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque. Pues más allá de, y para mí más importante que, los debates político-jurídicos son los socio-económicos, que no he visto que se hayan planteado más que de nombre, pues planteárselos en serio equivaldría entrar en un terreno espinoso con grandes riesgos, y en un país en el que los políticos no se mojan ni en la ducha es una entelequia cuasi utópica. Para eso habría que lanzar preguntas capciosas como:
- ¿Debemos pagar entre todos la sanidad, educación, ocio, etc, de gente que ha entrado ilegalmente, que no cotiza a la Seguridad Social, y que no sigue las reglas del juego que me imponen a mí?
- Si las Administraciones Locales tienen la competencia de dar muchos de estos servicios, y tienen la obligación taxativa de empadronar a los inmigrantes que el Estado central no ha podido/sabido impedir la entrada de forma irregular, ¿dará la Administración central dinero a las Administraciones locales en cantidad proporcional a los inmigrantes ilegales empadronados en su censo (cristalizando así el absurdo de la situación irregular-pero-formalizada)?
- Si admitimos que cualquier persona tiene derecho a estar empadronado, y solo por el hecho de estarlo tiene derecho a los servicios que se han mencionado, cualquier persona del mundo no tiene más que colarse por la frontera para exigir esos derechos, que en el 60% de los países del mundo no son ni siquiera un proyecto (toma efecto llamada). Y esos servicios los pagamos entre todos los contribuyentes "legales". ¿Es eso realmente lo que queremos?
- Pero de no hacerlo atenazamos las posibilidades de gente que ya está desesperada, sin formación ni información, y que no sabiendo cómo salir del barullo administrativo que se le plantea delante acaba reaccionando de forma extrema y violenta, como toda persona desesperada, cayendo en el crimen en una forma u otra, y por consiguiente convirtiéndose en un problema social, más que un activo social positivo. ¿Es eso realmente lo que queremos?
No digo que yo esté de acuerdo con todas estas afirmaciones, pero no podemos negar que una parte importante de la sociedad se las plantea internamente, y para una pequeña parte de la sociedad es un grave problema que provoca una insoportable irritación. Y hay que tener cuidado con estas cosas que provocan mucho desasosiego social porque pueden convertirse en revolventes explosivos. Y cuando una parte de la sociedad (grande o pequeña) tiene la sensación que los Derechos Humanos se usan como escudo tras el que se amparan impúnemente situaciones legales pero de flagrante injusticia esa parte se siente atacada, y pierde el respeto por los Derechos Humanos, y entonces volvemos a situaciones que comportan mucho sufrimiento, que consideramos superadas pero están rodeándonos junto con el resto de la Realidad, agazapadas y esperando su oportunidad de saltar sobre nosotros, y os aseguro que nunca dejan escapar ningún hueco. Más cuidado por tanto cuando enarbolemos los Derechos Humanos, que son una espada de doble filo...
Me encantan las citas célebres. Hace poco posteé una del Arte de la Guerra de Sun Tzu: "Un buen plan conduce a la victoria. Un mal plan conduce a la derrota. Lo peor de todo es no tener ningún plan". Es necesario que se determine si los ayuntamientos deben empadronar o no a los inmigrantes ilegales, pero no es sino un fleco del gran tapiz de la Política Integral de Inmigración (sí, esa que se escribe con mayúsculas), y lo más importante es tener un Plan Integral de Inmigración. Lo de delimitar si son galgos o podencos viene después.
Pocas afirmaciones hay más ciertas que lo urgente no deja tiempo para lo importante, pero debemos encontrar ese tiempo y el consenso necesario para afrontar esta cuestión en profundidad y encontrar soluciones integrales. Achicar agua es necesario, pero no se trata de ver si usamos una bomba rosa o negra, sino de decidir cual es la mejor manera de tapar las vías de agua mientras achicamos, de lo contrario no haremos otra cosa que achicar eternamente hasta que la quilla ceda y nos hundamos sin remisión.
Estas soluciones no son fáciles. Yo admito no tenerlas, y si alguien las tiene por favor que las plantee en este foro. Pero son necesarias, y es necesario acordar ese plan. Puede ser en plan Francia donde los inmigrantes deben ser acogidos y gozan casi de los mismo derechos que sus ciudadanos (al menos sobre el papel), o en plan Italia donde los extranjeros son casi clasificados como personas non-gratas y sufren el peso integral del aparato legal del Estado. Al menos uno de esos planes es un mal plan, pero peor es estar sin ninguno como estamos nosotros.
Se ha dicho que los inmigrantes precisan estar empadronados para poder alcanzar la legalidad (¿como se reconoce legalmente-de-forma-local la presencia de alguien que legalmente-de-forma-nacional no está en el país?), que necesitan el padrón para beneficiarse de los servicios básicos de educación, sanidad, ocio, etc que ofrece la Administración. Se ha enarbolado y agitado la tan denostada bandera de los Sacrosantos Derechos Humanos y la Universalidad de esos DDHH.
Y sin embargo los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque. Pues más allá de, y para mí más importante que, los debates político-jurídicos son los socio-económicos, que no he visto que se hayan planteado más que de nombre, pues planteárselos en serio equivaldría entrar en un terreno espinoso con grandes riesgos, y en un país en el que los políticos no se mojan ni en la ducha es una entelequia cuasi utópica. Para eso habría que lanzar preguntas capciosas como:
- ¿Debemos pagar entre todos la sanidad, educación, ocio, etc, de gente que ha entrado ilegalmente, que no cotiza a la Seguridad Social, y que no sigue las reglas del juego que me imponen a mí?
- Si las Administraciones Locales tienen la competencia de dar muchos de estos servicios, y tienen la obligación taxativa de empadronar a los inmigrantes que el Estado central no ha podido/sabido impedir la entrada de forma irregular, ¿dará la Administración central dinero a las Administraciones locales en cantidad proporcional a los inmigrantes ilegales empadronados en su censo (cristalizando así el absurdo de la situación irregular-pero-formalizada)?
- Si admitimos que cualquier persona tiene derecho a estar empadronado, y solo por el hecho de estarlo tiene derecho a los servicios que se han mencionado, cualquier persona del mundo no tiene más que colarse por la frontera para exigir esos derechos, que en el 60% de los países del mundo no son ni siquiera un proyecto (toma efecto llamada). Y esos servicios los pagamos entre todos los contribuyentes "legales". ¿Es eso realmente lo que queremos?
- Pero de no hacerlo atenazamos las posibilidades de gente que ya está desesperada, sin formación ni información, y que no sabiendo cómo salir del barullo administrativo que se le plantea delante acaba reaccionando de forma extrema y violenta, como toda persona desesperada, cayendo en el crimen en una forma u otra, y por consiguiente convirtiéndose en un problema social, más que un activo social positivo. ¿Es eso realmente lo que queremos?
No digo que yo esté de acuerdo con todas estas afirmaciones, pero no podemos negar que una parte importante de la sociedad se las plantea internamente, y para una pequeña parte de la sociedad es un grave problema que provoca una insoportable irritación. Y hay que tener cuidado con estas cosas que provocan mucho desasosiego social porque pueden convertirse en revolventes explosivos. Y cuando una parte de la sociedad (grande o pequeña) tiene la sensación que los Derechos Humanos se usan como escudo tras el que se amparan impúnemente situaciones legales pero de flagrante injusticia esa parte se siente atacada, y pierde el respeto por los Derechos Humanos, y entonces volvemos a situaciones que comportan mucho sufrimiento, que consideramos superadas pero están rodeándonos junto con el resto de la Realidad, agazapadas y esperando su oportunidad de saltar sobre nosotros, y os aseguro que nunca dejan escapar ningún hueco. Más cuidado por tanto cuando enarbolemos los Derechos Humanos, que son una espada de doble filo...
Me encantan las citas célebres. Hace poco posteé una del Arte de la Guerra de Sun Tzu: "Un buen plan conduce a la victoria. Un mal plan conduce a la derrota. Lo peor de todo es no tener ningún plan". Es necesario que se determine si los ayuntamientos deben empadronar o no a los inmigrantes ilegales, pero no es sino un fleco del gran tapiz de la Política Integral de Inmigración (sí, esa que se escribe con mayúsculas), y lo más importante es tener un Plan Integral de Inmigración. Lo de delimitar si son galgos o podencos viene después.
Pocas afirmaciones hay más ciertas que lo urgente no deja tiempo para lo importante, pero debemos encontrar ese tiempo y el consenso necesario para afrontar esta cuestión en profundidad y encontrar soluciones integrales. Achicar agua es necesario, pero no se trata de ver si usamos una bomba rosa o negra, sino de decidir cual es la mejor manera de tapar las vías de agua mientras achicamos, de lo contrario no haremos otra cosa que achicar eternamente hasta que la quilla ceda y nos hundamos sin remisión.
Estas soluciones no son fáciles. Yo admito no tenerlas, y si alguien las tiene por favor que las plantee en este foro. Pero son necesarias, y es necesario acordar ese plan. Puede ser en plan Francia donde los inmigrantes deben ser acogidos y gozan casi de los mismo derechos que sus ciudadanos (al menos sobre el papel), o en plan Italia donde los extranjeros son casi clasificados como personas non-gratas y sufren el peso integral del aparato legal del Estado. Al menos uno de esos planes es un mal plan, pero peor es estar sin ninguno como estamos nosotros.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)